Crepúsculo perdido

Crepúsculo perdido
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Tras arrasar en Estados Unidos, ‘Crepúsculo’ (‘Twilight’, 2008) llegó a los cines españoles la semana pasada, el 5 de diciembre, y los resultados están siendo similares; también aquí se ha alzado con el primer puesto de la taquilla en su fin de semana de estreno. La película, que costó unos 35 millones de dólares, está siendo un éxito en todo el mundo, logrando unos beneficios increíbles. Dos secuelas se han puesto ya en marcha. Parece que al público le ha gustado este producto y demanda más.

Creo que no resulta nada gratuito hablar aquí sobre otra saga, Harry Potter. La rentable serie de películas protagonizadas por el joven mago debía haber continuado por estas fechas con su sexta entrega. Sin embargo, sorprendentemente, la Warner comunicó que el estreno de este film se retrasaría varios meses, hasta junio de 2009. Y la jugada fue aprovechada por otros. ‘Crepúsculo’ adelantó su estreno al 21 de noviembre, el día que ‘Harry Potter y el Misterio del Príncipe’ debía aterrizar en la cartelera norteamericana. Una maniobra inteligente que les salió redonda. Los fans que esperaban a Potter se han sumado a los que esperaban la adaptación del libro de Stephanie Meyer y ahí están las cifras. Disney pensaría forrarse aún más con ‘Bolt’ pero se ha llevado un palo considerable.

El hecho es que la saga de películas de Harry Potter llega a su fin. Quedaban sólo dos películas para terminar con este auténtico chollo y todos andan como hienas buscando otra serie que la sustituya, que se lleve todos esos ingresos millonarios que van a quedar huérfanos cuando el final (y el epílogo) escrito por J.K. Rowling se traslade a la gran pantalla. La misma Warner no puede dejar pasar la oportunidad y, como ya sabéis, decidió dividir la última película de Potter en dos partes. Todo por la pasta.

Se intentó antes con ‘Eragon’, ‘Las Crónicas de Narnia’ y ‘La Brújula Dorada’, entre otras, pero no se logró enganchar a tanto público. Ha sido ahora cuando, por fin, ya hay recambio para Harry Potter. De forma contundente, ‘Crepúsculo’ parece haber ocupado ese sitio que iba a quedar desierto. Casualmente (o no) ambas sagas cinematográficas han nacido de sagas literarias escritas por dos autoras, Rowling y Meyer, que han saltado a la fama de un día para otro, por obras que, según los críticos, dejan mucho que desear. Lo cierto es que ambas han dado origen a dos fenómenos gigantescos, que arrastran a millones de fans.

No he leído el libro de Meyer, así que no sé hasta qué punto ‘Crepúsculo’, la película dirigida por Catherine Hardwicke es fiel a la obra original. Según parece, la adaptación no ha seguido al pie de la letra lo escrito por Meyer y se ha tomado algunas libertades, supongo que parece hacer la historia más cinematográfica. Un fracaso que no se ha traducido en cifras, pero que está ahí, en forma de telenovela juvenil con vampiros. Como digo, desconozco si los cambios han sido para peor o para mejor (imagino que será lo primero, porque si no la novela tiene que ser insoportable), pero en cualquier caso, lo que está claro es que emplear dos horas para contar lo que se cuenta aquí es, a todas luces, innecesario. Hardwickle realiza un film que no cumple la primera ley: entretener.

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En resumidas cuentas, ‘Crepúsculo’ nos narra cómo se conocen y se enamoran Bella Swan y Edward Cullen. Y para darle algo de emoción, se introduce a un enemigo que proporciona la única secuencia de acción de toda la película. Todo arranca cuando la chica llega al frío pueblo de Forks, para vivir con su padre. Allí, en el instituto, conoce a Edward, un misterioso chico, y desde el principio, ambos se atraen. Tras varios momentos donde él se comporta de forma demasiado extraña, quedan en un bosque cercano al instituto y sale la confesión: Edward es un vampiro.

A lo largo de una serie de escenas, a cual más ridícula, vamos viendo las habilidades de este nuevo tipo de vampiro. Por lo pronto, no tienen largos colmillos, pueden caminar tanto por el día como por la noche, no duermen, ven el futuro, leen las mentes, conducen coches modernos, van a la moda, juegan al béisbol en días de tormenta, viven en casas lujosas, trepan por los árboles… y si les da la luz del Sol directamente brillan. Como diamantes. Precioso dice Bella… más de uno se llevará las manos a la cabeza.

No es cuestión de ir en contra de versiones alternativas de chupasangre, no me parece que tengamos que ver siempre a “dráculas” a lo Bram Stoker, pero lo de ‘Crepúsculo’ creo que es pasarse de la raya. Mención aparte para los villanos de la película, especialmente James, interpretado (es un decir) por Cam Gigandet, un personaje absurdo. Es un recurso mal usado para intentar poner las cosas difíciles a los tortolitos protagonistas y poder incluir una pelea entre vampiros. Una secuencia muy cutre que además dura poquísimo, contradiciendo la supuesta fortaleza que tenía el enemigo. Cutres también todos los efectos del film, que me sorprende que haya costado tanto dinero; atención a los saltitos entre los árboles.

malo

En cuanto a los dos jóvenes que protagonizan la historia de ‘Crepúsculo’, debo decir que me sorprendió positivamente el trabajo de Robert Pattinson, que no está tan mal como hacían pensar los trailers y las imágenes promocionales. El chico se esfuerza en hacer convincente su personaje, por muy ridículo que pueda resultar a veces, como cuando sale del coche con las gafas de sol y va de chulo cogido de la mano de Bella. Una Bella a la que da rostro la inexpresiva y sosa Kristen Stewart, a quien alguien debería decirle que podría cerrar la boca de vez en cuando (fijaos, todo el tiempo con la boquita abierta). Muy mala la interpretación de Stewart, y nada de chispa entre ella y Pattinson; no hay química, en ningún momento te crees que haya ese amor tan poderoso entre ellos, que justifique tanto sacrificio.

Lo mejor de la película, por tanto, el intento de Pattinson por hacer creíble a Edward, el más que correcto trabajo de Billy Burke, que encarna al padre de Bella, y los detalles de humor, que aunque son pocos, se reciben muy bien, en medio de tanta ñoñería, aire de telenovela y estética de videoclip barato. Una película muy floja, por momentos insufrible, que se mantiene en la línea de mediocridad de casi todo el cine que nos ha llegado este año desde Norteamérica. Pero no importa, mientras la taquilla responda, la maquinaria seguirá fabricando churros. La cuestión es, por tanto, venderlos.

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