'En tiempo de brujas', Nicolas Cage trae la peste

'En tiempo de brujas', Nicolas Cage trae la peste
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Vamos a necesitar más agua bendita.

(Debelzaq)

Supongo que no os resultará una sorpresa leer que el último estreno protagonizado por Nicolas Cage es un trabajo de lo más mediocre. Iluso de mí, pensé que algo se podría rescatar de ‘En tiempo de brujas’ (‘Season of the Witch’, 2011). Me resulta difícil dejar pasar las propuestas fantásticas, es una de mis debilidades, incluso cuando tienen mala pinta, pues siempre trato de luchar contra mis prejuicios, quitarles valor, y sentarme en la butaca con ojos ingenuos; en ocasiones acierto, muchas veces me equivoco. El vivo recuerdo del estupendo rato que me hizo pasar la muy recomendable ‘Black Death’ (2009), sobre la misión de unos guerreros durante la época de la peste negra, hizo que me decidiera a ver lo nuevo de Cage, pensando también que muchos de vosotros podríais estar interesados en conocer la opinión de algún editor de Blogdecine. Aunque solo fuera para confirmar vuestras (lógicas) sospechas.

Lo cierto es que había dos razones de peso para huir de ‘En tiempo de brujas’. Una, el señor Nicolas Cage; es un hecho bastante conocido que la estrella atraviesa una mala racha, a causa de importantes problemas financieros, lo que le lleva a aceptar poco menos que todos los papeles que le ofrecen, resultando irrelevante la calidad del proyecto y el resultado de su interpretación, lo que se traduce en una casi absoluta falta de exigencia por parte del actor, entregándose con comodidad a sus habituales sobreactuaciones. El otro elemento de riesgo en este producto era la firma de Dominic Sena; el responsable de títulos como ‘Kalifornia’ o ’60 segundos’ (‘Gone in 60 seconds’, primera colaboración con Cage), de esos que solo saben recurrir a la estética del videoclip para llamar la atención y disimular sus carencias, no es garantía ni siquiera de un vago entretenimiento (‘Swordfish’ es sin duda lo menos malo de su filmografía). Pero las historias de misterios y guerras medievales tienen un especial poder de atracción, y dan mucho juego en el cine, sobre todo si se le añade un toque de fantasía. El problema aquí es que nadie creía realmente en lo que se estaba contando, y esto se nota en cada escena, resultando un ridículo espectáculo que solo puede servir para echarse unas risas a su costa.

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Escrita por Bragi F. Schut, ‘En tiempo de brujas’ nos traslada a la Edad Media para narrarnos la aventura de dos guerreros que aceptan escoltar a una joven acusada de brujería. Caballeros en varias Cruzadas y viejos amigos, Behmen (Nicolas Cage) y Felson (Ron Perlman), deciden desertar tras participar en un asalto donde mujeres y niños son brutalmente asesinados. Pero en su regreso, mientras planifican una tranquila vejez, se encuentran con un mundo devastado por la peste negra, con gente aterrada que culpa de la terrible epidemia a supuestas brujas, que son ejecutadas sin mucho miramiento con la bendición cristiana. Al atravesar un pueblo son descubiertos y apresados por escapar de su deber. Indiferentes ante su ajusticiamiento, rechazan una misión de la iglesia que les daría la libertad sin cargos; ya han tenido suficientes matanzas en nombre de Dios y no están dispuestos a participar en ninguna otra.

Desde los barrotes de su prisión, Behmen contempla a la muchacha (Claire Foy) acusada de haber provocado la peste en el pueblo y se apiada de ella. Sintiéndose culpable por los crímenes cometidos, decide intentar ayudar a la joven, darle la oportunidad de escapar a una muerte segura, y finalmente acepta el encargo que le había sido propuesto: ayudar a transportarla a un remoto monasterio donde debe ser juzgada. Los dos amigos se embarcan así una dura expedición acompañados por otro experto combatiente (Ulrich Thomsen), un monje (Stephen Campbell Moore), un improvisado guía (Stephen Graham), un joven aspirante a caballero (Robert Sheehan) y la presunta bruja, enjaulada. Durante la travesía, el grupo comienza a aceptar que definitivamente hay algo raro en la chica, y a plantearse la posibilidad de ahorrarse tantas molestias, antes de que sea demasiado tarde y sean ellos quienes al final acaben muertos.

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Uno de los mayores errores de la película es que se elimina demasiado pronto uno de los principales conflictos a los que deberían enfrentarse los protagonistas. Behmen se siente culpable por haber matado a una mujer y no cree en la existencia de brujas, por lo que está decidido a que la joven reciba un juicio justo; el problema es que casi desde el principio se nos muestra que hay fundamento en la acusación, que no es una simple muchacha con mala suerte, por lo que no hay dilema alguno. Posee una fuerza sobrehumana, lee el pensamiento y controla el fuego, entre otras habilidades. Habría sido más interesante mantener la posibilidad de su inocencia, optar por la manipulación psicológica o recurrir a los miedos irracionales de los hombres, pero no hay verdadero interés ni talento, así que en lugar de eso se apuesta por el efectismo y la pirotecnia barata, resultando una tediosa acumulación de situaciones absurdas y tópicas, además de huecas escenas de acción, trituradas en decenas de planos. La hora y media se hace interminable.

Se supone que ‘En tiempo de brujas’ ha contado con un presupuesto de 40 millones de dólares (cifra que no parece que vaya a recuperar, a tenor de los resultados en taquilla), pero por ninguna parte se nota semejante inversión, es una torpe y destartalada producción de aspecto tosco (Amir Mokri firma una descuidada fotografía) y unos bochornosos efectos visuales. Quizá todo se esfumó tras contratar a los actores (por ahí anda también el veteranísimo Christopher Lee, aportando su profunda voz y poco más en lo que es casi un cameo), porque me parece demencial, de una ineptitud sorprendente, haber planteado la película de tal forma que resultaba fundamental el apoyo de creaciones digitales, sin disponer de los medios necesarios para lograr un acabado digno, de un mínimo de calidad. Así que lo único que queda es tomárselo con sentido del humor, y reírse de los constantes absurdos de esta cosa patética que debería morir en una hoguera.

0,5

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