Cuando llegas tarde a una fiesta, al menos deberías tener una buena historia que contar para justificar el tiempo que te han estado esperando. 'Los feos' era la apuesta de Netflix para resucitar el denostado género de las distopías juveniles en el cine, pero no solo queda muy lejos de lo que consiguió 'Los juegos del hambre', sino que directamente juega en la liga de sus imitaciones de marca blanca.
Distopía de Hacendado
Esta sociedad distópica llegó a la conclusión de que todos los problemas de la humanidad se solucionarían utilizando unas florecillas como combustible y operando a la población a partir de los 16 años para hacerlos a todos "perfectos". Tally Youngblood sueña con el día en que deje de ser "fea" para dejar de vivir en el ostracismo, pero sus planes se tuercen de formas que ni imaginaba.
'Los feos' ('Uglies', 2024) es una película dirigida por McG (perpetrador de otras atroces adaptaciones como 'Shadowhunters' o 'The duff') y basada en la tetralogía de ciencia ficción escrita por Scott Westerfeld que arrancó en 2005, unos años antes de que Suzanne Collins pusiera de moda las distopías juveniles con la saga literaria de 'Los juegos del hambre'.
Vamos, que no solo llega casi 20 años tarde como adaptación, sino que también se ha estrenado mucho después de que Hollywood desistiera de explotar las adaptaciones de novelas juveniles del estilo. Tal vez por eso, aún abrigaba la esperanza de que esta vez no cometieran los mismos errores que con todas estas imitaciones poco inspiradas, pero supongo que era demasiado pedir.
Si bien la película está funcionando bien en Netflix (todavía sigue en el top 10 de lo más visto de la plataforma, pese a que han pasado semanas de su estreno), sus resultados siguen la línea de intentos fallidos de emular el fenómeno Katniss Everdeen, como la saga 'Divergente' o 'La quinta ola'.
Aunque la premisa nos pueda parecer un poco simple, lo cierto es que las novelas de Scott Westerfeld acertaban en la forma de plantearle a un público joven cómo los cánones de belleza son un constructo social, a través de esta distopía imposible que controlaba a sus habitantes imponiéndoles un concepto muy rígido de la misma.
Las novelas hacían accesible esta reflexión (y hace 20 años, cuando no eran un tema más que mascado en redes sociales), pero la película destruye cualquier posible análisis crítico desde su elección de casting: como si se tratara de una de esas películas donde convierten a la chica en "fea" solo por llevar gafas, aquí nos intentan vender como feos a gente tan normativa como Joey King, Brianne Tju o Chase Stokes.
Aparte de que haga más mal que bien para un público joven lo de venderle que la prota es fea solo porque tenga el pelo marrón y supuestamente sea bizca (lo repiten cada dos por tres, porque no se lo creen ni ellos), acentúa todavía más los ridículos intentos de diferenciar a los perfectos de los imperfectos, poniéndoles brilli brilli y unas lentillas que ni en el cosplay más cutre.
Así pues, la película cae de lleno en el error de las imitaciones de 'LJDH' que es no entender cuál es el potencial del material original y tomarse a su público a la ligera, creyendo que lo único que quieren ver es una protagonista rebelde diciendo cosas intensitas en voz en off, un reparto de jóvenes guapos y algún que otro romance.
Precisamente, la saga original no seguía tanto los patrones de la moda distópica adolescente porque era anterior a ella, y prestaba especial atención al tema de los artilugios futuristas que manejaban los personajes, además del viaje en solitario que emprende Tally para encontrar a su amiga. Un viaje que en el libro sirve para que el personaje espabile tras toda una vida en la que no ha tenido que hacer nada por sí misma, y que en la peli se resume en: "Vamos a aprovechar para hacer planitos con dron de la chica despeñándose por ahí".
El guion no solo huele a refrito (a requemado más bien) y está lleno de momentos y líneas de diálogo simplemente ridículas (cuando aparece la amiga al final con esa peluca... sin comentarios), sino que además se hace más largo que un día sin pan.
No sé si veremos las continuaciones de 'Los feos' algún día, pero desde luego se han lucido con una distopía incoherente en su fallida forma de plantear una reflexión sobre la subjetividad de la belleza, sin nada realmente original, con unas interpretaciones muy poco logradas y que ni siquiera sirve para entretenerte un rato.
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