Vampiros de verdad: 'The Night Stalker' de John Llewellyn Moxey

Vampiros de verdad: 'The Night Stalker' de John Llewellyn Moxey
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Hace casi dos meses os hablaba de una película poco conocida, ‘The City of the Dead’ (id, John Moxey, 1960), film que puede encontrarse editado en DVD en nuestro país bajo el horrendo título de ‘El hotel del terror’. Esa curiosa película contenía una de las atmósferas irreales más conseguidas dentro del género fantástico y de terror, influyendo en muchas cintas posteriores. El director de dicha película es el mismo que de la cinta que hoy nos ocupa en el especial dedicado a esa criatura tan fascinante que es el vampiro. Moxey se hizo conocido sobre todo por sus trabajos en la televisión, los cuales firmó con su nombre completo, John Llewllyn Moxey. El más conocido de todos ellos fue ‘The Night Stalker’ (1972), emitido en nuestro país por tve en diciembre de 1982, precedido de un enorme éxito y excelentes críticas.

Este telefilm logró traspasar las fronteras del propio medio televisivo demostrando, ya por aquel entonces, que en la televisión podían hacerse cosas de calidad que llegaban a superar a muchas de las películas realizadas para el cine, mejor considerado. Algo parecido a lo que le ocurrió a un film coetáneo, ‘El diablo sobre ruedas’ (‘Duel’, Steven Spielberg, 1972), uno de los mejores trabajos de su director, que incluso logró en el mercado internacional una distribución en salas cinematográficas. Curiosamente, estos dos trabajos tiene algo en común, la presencia en sus guiones del gran Richard Matheson, escritor de ciencia ficción y fantástico que consiguió un enorme prestigio, merecido sólo por una novela, ‘Soy leyenda’, que conoció tres adaptaciones cinematográficas.

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‘The Night Stalker’ adapta la novela de Jeffrey Grant Rice de idéntico título, y versa sobre los asesinatos cometidos por un vampiro en la ciudad de Las Vegas, destapando todo el caso un intrépido y metomentodo periodista, dejando en evidencia al cuerpo de policía de la ciudad y altos mandatarios, que en beneficio de la ciudad prefieren acallar la historia para que no cunda un pánico innecesario. Tal vez sea éste el aspecto más endeble del relato, ya que se cae en los típicos maniqueos a la hora de describir a las fuerzas del orden. El resto es un prodigio, sobre todo en lo que respecta al dibujo del vampiro de la función, Janos Skorzeny, interpretado por un escalofriante e imponente Barry Atwater.

Atwater logra una composición en verdad inolvidable en la que se incidía en algo que sólo habían tratado en la Hammer gracias sobre todo a ‘Drácula, príncipe de las tinieblas’ (‘Dracula, Prince of Darkness’, Terence Fisher, 1966), en la que se mostraba el lado más salvaje de la criatura, un animal sediento de sangre sin el menor vestigio de humanidad. Apunte éste surgido de la pluma de Matheson, mucho más inspirado que Moxey con la puesta en escena. Sorprende un poco ver al director de ‘The City of the Dead’ menos inspirado, su trabajo de dirección es rutinario y sin salirse del hermético estilo que tenía la televisión por aquellos años, con sus planos medios que anulaban toda posibilidad de identidad.

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Lo que sí se puede tildar de estimable es el sentido del ritmo que posee Moxey, demostrando una vez más que las historias pueden contarse en poco menos de hora y media, y más aún cuando en este caso se puede decir que el director se encuentra limitado a la duración estándar que poseían las producciones para televisión. Matheson sintetiza muy bien la historia jugando en cierto modo con los conocimientos que el espectador posee sobre temas vampíricos gracias a la infinidad de películas que existían sobre ello. El público siempre va por delante de los protagonistas, al presentarse pruebas tan características como las marcas en el cuello o cuerpos sin gota de sangre, estableciéndose un curioso juego al no haber ni un personaje crédulo con la evidencia. Sólo cuando el vampiro hace acto de presencia demostrando su poder, la verdad se revela, aunque sólo ante dos personajes, jugueteando así con la imposibilidad de que los vampiros existan.

El personaje central, el problemático periodista, está interpretado por un actor muy famoso aquellos años —el mismo año interpretó otro de los telefilms dirigidos por Steven Spielberg, ‘Algo diabólico’ (‘Something Evil’)—, Darren McGavin, que le imprime un fuerte carácter a su personaje, convirtiéndose junto a Atwater en el mejor actor del reparto, aunque hay que señalar que sus personajes son los de mejor tratamiento en el guión. El personaje tuvo tanto éxito que dio la posibilidad a McGavin de repetir en otro telefilm —‘The Night Strangler’ (1973) dirigida por el productor de ésta, Dan Curtis, y para algunos superior— y en una serie de televisión de 20 capítulos, ‘Kolchak: The Night Stalker’, que durante diez años ostentó el récord de ser la serie de televisión más vista en Estados Unidos, inspirando a futuros escritores como Chris Carter en su famosa ‘Expediente X’.

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