Después de una carrera meteórica de medio siglo y en medio de un Hollywood obsesionado por convertir los biopics musicales poco menos que en el nuevo cine de superhéroes —buena suerte con eso—, que hayamos tenido que esperar hasta 2025 para tener un largometraje centrado en la figura de Bruce Springsteen, es un claro signo de que la estrella y su círculo han sido bastante reticentes a aceptar cualquier propuesta.
Pero con 'Springsteen: Deliver Me From Nowhere', algo ha resonado lo suficiente en el Boss y, especialmente, en su manager Jon Landau, que ha estado décadas rechazando pitches de largometrajes sobre su cliente con la contundencia suficiente como para que Eric Robinson, productor del título protagonizado por Jermy Allen White, no tuviese todas consigo cuando presentó su idea.
El anti-biopic
Según ha contado el propio Robinson a IndieWire, la clave para ganarse el corazón de Landau —y, en consecuencia, de Springsteen— pasó por no hacer la típica aproximación de sexo, drogas y Rock n' Roll para, en contraposición, optar por el "anti-rock" y abrazar el lado más trascendental del creativo.
“Lo que realmente muestra la película es al artista como ser humano en un momento muy transicional de su vida, tanto creativa como personalmente, cuando se enfrentaba a sus demonios del pasado, a sus traumas y a los fantasmas de su infancia, y los transformó en arte a través de la alquimia que dio lugar a la obra maestra Nebraska. A simple vista, podrías decir: bueno, es solo una película sobre un tipo sentado en su habitación con una guitarra. ¿Qué tiene eso de cinematográfico?"
"Hemos visto muchas veces la historia de un tipo que lucha por descubrir quién es, lo logra, y luego se convierte en una estrella de rock con sexo, drogas y rock and roll. Pero ese no es Bruce, y nunca lo ha sido. Bruce es vulnerable, es abierto, es puro. Por eso su público le quiere tanto."
Para ello, tras escuchar a Warren Zanes, autor de la biografía 'Deliver Me from Nowhere', en el podcast WTF de Marc Maron, supo que ahí tenía el material perfecto para abordar su proyecto soñado sobre el músico de New Jersey y a un aliado con una visión perfecta para engatusar a Springsteen y Landau.
"Warren no quería ir a Bruce diciendo simplemente: ‘Oye, estos dos productores han leído mi libro y creen que hay una película’. Les habrían mandado a la mierda. Ni siquiera habrían prestado atención. Así que pensamos: hagamos un paquete más sólido. Algo que sea más fácil de digerir para ellos."
No fue hasta que Scott Cooper, que debutó en la dirección con la celebrada 'Corazón rebelde', en la que Jeff Bridges dio vida a un cantante country atormentado y refugiado en el alcohol, se unió al proyecto como realizador, que Zanes se sintió lo suficientemente cómodo con la producción. La visión de Cooper, radicalmente opuesta a éxitos recientes como 'Rocketman' o 'Bohemian Rhapsody' y que abordaría frontalmente el lado más personal de Springsteen, fue determinante.
Ellen Goldsmith-Vein, productora de 'Deliver Me from Nowhere', ilustró esto describiendo la cinta del siguiente modo y subrayando su importancia en términos de representación de la salud mental:
“Esta es una película, una historia muy íntima, sobre un hombre —podría ser cualquiera— que lucha con problemas de salud mental. Así que, aunque se pueda clasificar como un biopic musical, yo creo que es mucho más que eso. Ver esta película es una oportunidad para que la gente hable de estos temas de una manera en que quizás no lo haya hecho antes”.
Sabiendo todo esto, independientemente de su éxito comercial y de sus siempre debatibles logros creativos, que el dúo de productores y Scott Cooper hayan logrado sacar adelante un biopic de Bruce Springsteen , ya es un logro digno de elogio.
Si quieres una ración semanal de información y otras cosas relacionadas con el mundo del cine, date una vuelta por nuestra Newsletter, Espinofrenia.
En Espinof | Las 31 mejores películas sobre la industria de la música
En Espinof | Las mejores películas de 2025
Ver 6 comentarios