Aunque de un tiempo a esta parte parece que las plataformas de streaming se están apretando el cinturón, hubo una época no hace mucho donde los cheques en blanco para nuevas series y películas eran la norma. Y, a veces, ese dinero acaba en la basura. Es el caso de Netflix y los 55 millones de dólares que le dio al director Carl Erik Rinsch (responsable de 'La leyenda del samurai: 47 Ronin') para hacer una serie de ciencia ficción que nunca veremos.
Nunca la veremos porque "queda claro que Mr. Rinsch nunca iba a completar el proyecto que acordó hacer", según declara un portavoz de Netflix a The New York Times. Y es que, según dicho reportaje, el director gastó una parte sustancial de ese dinero no lo prometido, en acabar la serie, sino en criptomonedas, Rolls-Royces, muebles y ropa de diseño.
Por supuesto, esta cancelación del proyecto ha puesto a Rinsch y Netflix en plena pelea legal, con el primero reclamando 14 millones de dólares en daños y perjuicios al considerar que la compañía ha roto el contrato. Algo que está ahora mismo en proceso de arbitraje. Pero, ¿exactamente qué ha pasado y de qué proyecto hablamos?
Inteligencia Orgánica
Hace poco más de una década, Rinsch era una de esas promesas del cine, un director que esperaba su gran oportunidad y que, de hecho, empezaba a sonar en Hollywood para proyectos importantes como es el caso de la precuela de 'Alien' que posteriormente se titularía 'Prometheus'. Como ya sabéis, eso no pasó (por pelea entre Fox y Ridley Scott) y Rinsch terminaría firmando su debut como director con la película de samuráis protagonizado por Keanu Reeves.
Fue un sonoro fracaso en esos últimos días de 2013, pero eso no le impidió al muchacho el ponerse a trabajar en su proyecto soñado junto a la que por entonces era su mujer (Gabriela Rosés Bentancor, modelo y diseñadora uruguaya): 'White Horse', una prometedora serie de ciencia ficción.
La ficción giraba sobre un genio que inventa una especie de humanoides llamada Inteligencia Orgánica. Estos seres empezarán a enviarse a lugares por todo el mundo para realizar labores de ayuda humanitaria pero, cuando los humanos descubren su verdadera naturaleza, se vuelven contra ellos. Esto sería la premisa de una suerte de distopía.
Rinsch comenzaría a producir con su propio dinero —y el de otros amigos como Keanu Reeves— y a rodar una serie de episodios cortos (de 4 a 10 minutos) cara a presentarla como prototipo a las diversas plataformas de streaming. Si bien Amazon se mostró muy interesada (y de hecho estuvo negociando con ellos), finalmente fue Netflix la que se llevó el gato al agua convencida de que tenía mucho potencial para convertirse en la próxima gran franquicia de ciencia ficción.
De esta manera, la compañía acordó pagar 61,2 millones de dólares por los derechos de la serie, titulada ahora 'Conquest'. Además, le daban a Rinsch control absoluto (incluyendo el montaje definitivo) y la garantía de que tanto él como su esposa estarían involucrados en futuras temporadas y spin-offs.
Una inversión que solo se explica por confiar demasiado no solo en el producto final (cuyo guiones no estaban completos por aquel entonces) sino también por mirar hacia otro lado al respecto el problemático historial que ya arrastraba el proyecto hasta entonces.
Como hemos dicho, Rinsch ya había empezado a rodar esta serie y ya antes de Netflix había sido una pesadilla de fechas de entrega incumplidas y peleas con inversores. Pero también el rodaje fue problemático: jornadas de 24 horas seguidas, salidas urgentes al hospital debido a hipotermia, etc. Esto antes de Netflix. Pero después de Netflix, también.
El rodaje en Sao Paulo, Brasil, fue visitado por representantes del sindicato de actores local por las quejas que habían recibido sobre el comportamiento del director; en Budapest su comportamiento errático le llevó a desarrollar paranoia y acusar a su mujer de planear asesinarle. Todo esto, parece ser, agravado por el abuso de medicamentos (para el TDAH).
Criptobro
El colapso de la producción se produciría con la llegada del Coronavirus. Por aquel entonces Netflix ya había pagado 44,3 millones de dólares y Rinsch estaba muy por detrás en términos de producción, navegando entre dos versiones del guion, uno de los cuales nos llevaría a una segunda temporada. A pesar de las reticencias, la compañía le transfirió otros 11 millones de dólares. La mayoría de ese dinero fue a parar a arriesgadas inversiones en bolsa y criptomonedas.
En marzo de 2021 fue cuando Netflix, tras intentar por todos los medios sacar adelante la serie contactando con Rinsch y demás para intentar saber qué estaba pasando, no vio más opción que cancelar 'Conquest'. Algo que cabreó sobremanera al director que, además, consideraba que el dinero que había gastado en coches de lujo eran como attrezzo... versión que cambiaría poco después, asegurando que "el dinero era suyo contractualmente".
Ahora queda ver la resolución de la audiencia de arbitraje, para ver en qué queda exactamente todo. Aunque no es el primero, ni será el último, caso de producción millonaria que termina tirada a la basura, hay que reconocer que es uno de los ejemplos más curiosos y peculiares de desastre de los últimos tiempos.
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