La última década ha vivido una explosión de la leyenda vikinga a través de diferentes medios. Series y videojuegos han engrandecido a una sociedad barbárica y la mitología que han venerado, aunque a menudo se ha hecho sin el menor sentido crítico y con un falso rigor histórico por bandera. Hay mucho que se puede aprender de estas gentes y sus costumbres, pero desde luego no lo que se transmiten en muchas obras.
El cine ha tenido sus aproximaciones a las tribus vikingas, muchas de ellas en la década de superproducciones de los cincuenta y los sesenta. Las posteriores épocas han tenido esfuerzos más puntuales que han tenido más dificultades para triunfar, como el desastre económico histórico de 'El guerrero nº13' o la reciente y apabullante 'El hombre del norte'.
Una venganza temible
Una de las mejores películas del año pasado, protagonizada por un escalofriante Alexander Skarsgård y acompañado de Anya Taylor-Joy, Nicole Kidman y más que se ponen a las órdenes de la visión de Robert Eggers. Una reinterpretación de una leyenda vikinga que ya sirvió de inspiración para el 'Hamlet' de Shakespeare, y que desde hoy se puede ver en streaming a través de Amazon Prime Video.
El joven Amleth aspira a heredar el trono de la tribu vikinga, admirando el noble guerrero que es su padre. Pero su tío les traiciona, matando al rey y secuestrando a su madre. El príncipe jura una venganza brutal, que no procederá a realizar hasta la edad adulta, donde vuelve a cruzar sus caminos con quien destrozó su destino. Sus ambiciones dejarán un reguero de sangre y cuerpos destrozados.
Todo esto parece delimitar una tradicional historia de venganza, ajustada al glorioso propósito vikingo de morir peleando y buscando el honor para acceder al valhalla. Pero Eggers, que es capaz de ser riguroso en la ambientación pero mantener intenciones muy contemporáneas, no está dispuesto a caer en lo convencional. En su lugar, su concienzudo ejercicio de recreación busca deconstruir esos gloriosos propósitos.
'El hombre del Norte': épica desmontada
En el primer acto vemos cómo los guerreros vikingos no eran tan épicos como nos venden otras obras modernas. Tropas de gente que, en el mejor de los casos, son monarcas que se cuentan patrañas mientras están intoxicados con hidromiel, y en el peor están masacrando poblados sin mayor motivo. La propia historia de venganza de Amleth pierde gloria con las revelaciones posteriores, llevándole a ver que está atrapado en un legado de violencia intergeneracional interminable.
Eggers se vale de muchos momentos de músculo cinematográfico, con escenas de acción crudas y de abrumador realismo para remarcar el carácter salvaje del contexto en el que se sitúan los vikingos. El director hace un gran uso de los mitos y las leyendas para desmontar la épica, pero logrando ser épica en el proceso. Lejos de ser una contradicción, sabe abrazarlo para que la película sea un contundente sablazo contra nosotros.
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