'Colin de cuentas' es imprescindible. Una desternillante comedia romántica con unos protagonistas tan magnéticos como despojados de tópicos

'Colin de cuentas' es imprescindible. Una desternillante comedia romántica con unos protagonistas tan magnéticos como despojados de tópicos

Movistar Plus+ estrena esta notable serie australiana creada y protagonizada por Patrick Brammall y Harriet Dyer

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Colin De Cuentas Movistar Plus10 Scaled

Los primeros minutos de 'Colin de cuentas' (Colin From Accounts), la comedia romántica que estrena Movistar Plus+, son todo un ejemplo de presentación atípica que podría haber salido mal. Y es que este "chico conoce chica" tiene que ver con la exhibición exprés de un pezón y el atropello de un perro por parte de un conductor distraído por ello.

Antes de que te estés dando cuenta (el perro sobrevive, por cierto) te has enamorado tanto de Gordon como de la algo más desastrosa Ashley y quieres que estén juntos... y que si se casan te inviten a su boda. Esto es "culpa" en parte de cómo está planteada la comedia.

Chica conoce chico conoce perrete

Harriet Dyer y Patrick Brammall, los creadores y protagonistas de la serie toman desde el principio la decisión de no superpoblar con demasiados personajes secundarios ni demasiadas subtramas. El centro son Ashley y Gordon, sus personalidad, problemas, preocupaciones, vulnerabilidades y, también, ganas de seguir adelante con unas vidas unidas sin remedio por este accidente (y más factores).

Esto no quiere decir que no tengamos grandes secundarios. A destacar está la madre (algo tóxica) de Ashley, interpretada por Helen Thomson, o los compañeros de trabajo de Gordon (Genevieve Hegney y Michael Logo). Por cierto, aquí la serie recuerda a 'Platónico', no solo porque regenten una microcervecería sino por cierta fatiga del no querer "madurar" que tiene el personaje.

Estos llamativos y también divertidos secundarios se encuentran en la medida justa. Es cuestión de enriquecer sin estorbar en la historia de estos dos. 'Colin de cuentas' se alimenta, coge gran parte de su gasolina gracias a la tremendísima química entre los dos. Algo que tampoco es de extrañar ya que Brammall y Dyer están casados en la vida real.

Donde quizás flojea algo más la comedia es cuando plantea los conflictos entre los protagonistas. Cierto es que si de algo se alimentan las comedias románticas es de estos conflictos, del "diferentes pero condenados a estar juntos", pero a veces (pocas, eso sí) se nota algo gratuito.

No hablo tanto del que resalten de vez en cuando la diferencia de edad entre ellos y lo que ello provoca —al ser pareja en la vida real seguramente hablen desde su propia experiencia—, sino más bien en cómo se construyen en torno a secretos que, por alguna razón nada clara o nada justificada, uno no quiere que la otra persona se entere.

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En realidad no es más que un intento de compensar el buscar hacer a los protagonistas todo lo reales posible. Ni ella es un absoluto desastre ni la chica de ensueño; ni él es la definición de síndrome de Peter Pan ni alguien con crisis de los 40 ni todo lo contrario. A veces funcionan, pero otras necesitan un empujón para crear grandes momentos.

Y vaya si lo hacen... porque desde el principio 'Colin de cuentas' te garantiza una buena ración de risas. Es, en definitiva, una estupenda y desternillante comedia romántica que acertadamente le da un giro por aquí y otro por allí a las convenciones del género, para construir algo imprescindible para los amantes de este tipo de ficciones.

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