Meterse en una sección oficial de festival a veces es ponerse un poco a los pies de los caballos, porque a poco que invites a la polémica puede generarse una reacción desaforada que convierta al proyecto en algo tóxico. Algo de lo que te puedes librar en parte si eres una producción americana, como le pasó a 'Eddington' en el último Festival de Cannes.
Menos suerte puede correr una película europea también de autor, ya con un estigma que va a tener que levantar recorriendo otros circuitos que sean los más adecuados para la obra. Las reacciones de Cannes, de nuevo, son algo envenenado por las circunstancias en las que se dan, pero han dado una impresión inexacta de lo que puede ser una película como 'Alpha'.
Agujas y epidemias
En su paso por el festival francés, la nueva película de Julia Ducournau se trató con bastante dureza, un contraste muy claro con respecto a la vez anterior que fue la directora, ganando la Palma de Oro con la explosiva 'Titane'. Pero la francesa ha creado una nueva experiencia de body horror mucho más emocional que vale la pena ver ahora que está en cines.
Alpha vive con su madre soltera en un barrio obrero francés, ambas ligeramente distanciadas de su familia que sigue teniendo presente la pérdida del hijo drogadicto que sufrió la extraña enfermedad que lleva a la gente a convertirse progresivamente en una estatua. Ahora la adolescente tiene dudas de si no puede estar en peligro de padecer la misma enfermedad tras la impulsiva decisión de hacerse un tatuaje en una fiesta con una aguja casera y sin desinfectar.
El factor infeccioso de esta historia nos podría llevar a pensar rápidamente en una analogía del COVID-19, pero el carácter más contenido y la temática de la estigmatización hace pensar en otras enfermedades. De una manera distinta a lo que la hace ‘Romería’, con la que compartió sección oficial en Cannes, ‘Alpha’ es una hija directa de una generación que observó cómo se trató una epidemia como el SIDA.
'Alpha', la enfermedad y el dolor
Esta manera de plasmarlo desde la transformación mantiene las inquietudes de Ducournau sobre los cuerpos, pero aquí adquiere texturas más dramáticas por la inclusión del componente sobrenatural y familiar. Alternando entre dos líneas temporales marcadas, explora el impacto comunal de la enfermedad así como en las fracturas traumáticas derivadas de la pérdida.
Es una película que rima accidentalmente con la afectación por la muerte que su maestro David Cronenberg exploró en ‘Los sudarios’, creando un interesante diálogo intergeneracional entre temáticas y géneros. Ducournau intenta estirar las ideas todo lo posible metiendo en la ecuación también el cine social con la marginación de las comunidades migrantes, aunque es la parte menos lograda de una ‘Alpha’ que explora ideas interesantes y expande el rango de acción de su cineasta.
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