'Aquaman': Jason Momoa se lo pasa en grande en el espectáculo más disparatado de DC

'Aquaman': Jason Momoa se lo pasa en grande en el espectáculo más disparatado de DC

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Aquaman

El cine de DC estaba todavía intentando encontrar su voz más allá de Zack Snyder cuando 'Aquaman' llegó a los cines apenas un mes año después del estreno de 'Liga de la Justicia'. Es cierto que en Warner ya habían comprobado con 'Wonder Woman' que las aventuras aisladas de sus personajes podían funcionar igual de bien o incluso mejor que sus ambiciosos crossovers, pero faltaba la confirmación definitiva que llegó con esta cinta dirigida por James Wan.

Su principal arma son los excesos, pero alejándose de la intensidad que imprimía Snyder a otros trabajos del DCEU para apostar por una absoluta falta de vergüenza a la hora de abordar un relato que en su esqueleto argumental no deja de ser una aventura de presentación pero a la hora de la verdad es un disparate tan colorido como entretenido que esta noche podréis (volver a) disfrutar en La 1 a partir de las 22:05.

Con las ideas bien claras

Más de uno pensará que 'Aquaman' es una película en la que todo vale para que Wan consiga su objetivo, y lo cierto es que en condiciones normales eso debería haber servido para que la película se viniese abajo por ser más una suma de partes que buscan ser tan entretenidas como espectaculares, pero es su director quien ayuda a conseguir una mayor unidad dentro del disparate, esencial para que uno pueda pasárselo tan en grande como Jason Momoa.

El primer gran acierto de 'Aquaman' es su ritmo, que va más allá de lo ágil para rozar lo frenético durante la mayor parte de su metraje. Wan parece tener claro que no puede detenerse más de lo estrictamente necesario en nada de lo que sucede y no da respiro a un espectador que asombra atónito lo que sucede ante sus ojos. Por ello, uno va a saber muy rápido si es una película con la que va a disfrutar o simplemente una propuesta que puede acabar resultando desesperante.

Eso se traslada a la propia estética de la película, con el reino del protagonista recordando por momentos a Asgard durante la primera película de 'Thor', pero es que aquí no se busca una intensidad shakespeariana impostada y en todo momento prima una especie prima un enfoque camp ideal para sacar partido a las habilidades de un superhéroe que en sí mismo llevaba mucho tiempo siendo más objeto de bromas que de cualquier otra cosa.

Visualmente es cierto que hay situaciones en las que los efectos especiales no están muy conseguidos, pero a cambio hay un atrevimiento inhabitual en este tipo de producciones que da pie tanto a instantes -ese pulpo músico- como a secuencias -ese tiroteo en Sicilia que perfectamente podría haber salido de un videojuego de la saga 'Uncharted'- memorables. También hay otras que se quedan un poco en tierra de nadie, pero no pasa nada porque pronto llegará otra cosa en esta cinta basada en la sobredosis de estímulos visuales para el espectador.

Por su parte, Momoa aprovecha la oportunidad que tiene para exprimir sus habilidades interpretativas, ya que Aquaman parece más diseñado como una prolongación de aquello en lo que había demostrado previamente saber manejarse bien. Se le nota suelto y confiado, entregado por completo a lo que propone la película, un cóctel de humor, drama y aventura en el que por separado ninguna de ellas llega a brillar, pero en la mezcla es donde Wan consigue la magia.

El resto del reparto también confía tanto como Momoa en lo que busca Wan y eso ayuda a conseguir una mayor entereza en una película que lo necesitaba desesperantemente. A poco que algún personaje principal estuviera jugando a algo diferente, la película habría sufrido mucho, pero aquí todo está encaminado a dar forma a un espectáculo demencial, sí, pero también una notable película de superhéroes.

Escena Aquaman

'Aquaman' mantiene a día de hoy el honor de ser la película más taquillera del DCEU -superando además también a cualquiera de las películas sobre Batman de Christopher Nolan-, ya que sus ingresos en cines se dispararon hasta los 1.148 millones de dólares. De hecho, a día de hoy ocupa el puesto 23 entre películas más taquilleras de todos los tiempos

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