Mis secuencias mágicas de cine: William Hurt robando la autoría de 'Una historia de violencia'

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Seguramente existen otras escenas en 'Una historia de violencia' que llamarán más la atención a los fetichistas y amantes de secuencias tórridas, pero la idea de esta entrada no va por ahí. Busca hablar más de los actores secundarios, de aquellos que sin ser los protagonistas de la historia, se apropian de la película, y llegan a discutir la autoría de la misma.

Entre los más jóvenes (aunque ahora que lo pienso, no tanto), por repetido en muchos programas de televisión y cursos de formación comercial, siempre sale a relucir Alec Baldwin con su interpretación en Glenngarry Glenn Ross con su monólogo sobre técnicas a emplear en la venta (el famoso ABC), lleno de abusos y crueldad hacia los empleados de la oficina que está bajo su supervisión. Es una aparición intensa y no muy extensa, pero se hace con la película. John Ford tenía bajo su mecenazgo la 'Compañía Estable de John Ford', los secundarios de sus películas, que casi siempre eran los mismos: su hermano Francis Ford, Ward Bond, Ken Curtis, Victor McLaglen, Mae Marsh, Woody Strode y alguno más... Les proporcionaba papeles que les iban siempre al pelo, con lo que era complicado que en la réplica a las estrellas de entonces no destacasen sobre ellos, en especial Ward Bond y Victor McLaglen. Así, en esta ley no escrita de roba pantallas, se elaboró por parte de A.V. Club, una lista "moderna" (no entra de lleno en la historia del cine), con los actores que con una sola aparición o cameo en una película habían hipnotizado a los espectadores y se habían hecho casi con la autoría de la película. Dentro de esa selección de cameos especiales, se encuentra la interpretación de William Hurt como el hermano mafioso de Viggo Mortensen al final de 'Una historia de violencia'.

Se trata casi de un plano secuencia, el reencuentro de dos hermanos que hace mucho que no se sientan cara a cara para hablar. El gran final que estábamos esperando y que la película demandaba. A ello ayuda William Hurt (si su interpretación no hubiera sido redonda, el castillo de naipes sobre el que se había construído la historia que nos estaban contando, se hubiera derrumbado). Éste representa el pasado del que quiere huir el personaje de Mortensen. Hasta ese momento nos encontramos en un thriller, que se transforma en una comedia cuando Hurt empieza a reírse de sí mismo y de las cosas que han hecho. El descerebrado psicótico que saca a relucir, transpira tanto humor negro, que su maldad nos hace sacar una leve sonrisa de nuestra cara. Su voz, sus gestos, su uso de las manos, su posición en la mesa, todo cuenta.

Durante 10 minutos, se apodera de la película, la lleva a su terreno, sacando a la luz lo que en realidad es su hermano, el despiadado asesino que lleva dentro. La forma en la que va desgranando el pasado, lo que cuenta y como lo cuenta, hace que 'Una historia de violencia' acabe por ser una película redonda, superando el regalo que anteriormente ofrecía Ed Harris en otra secuencia, logrando que el recuerdo de la película en nosotros sea mucho mejor del que ya había conseguido.

Como decía antes, la gente piensa en Alec Baldwin, cuando de hablar de cameos especiales se trata, pero lo de William Hurt es poderoso. Ambos lo logran en dos películas excelentes, donde incluso es más difícil lograr destacar. Y ese es el mérito. Es una única aparición que impregna toda la película. Diferente a lo que lograban a lo largo de sus películas los secundarios de John Ford, pero de la misma estirpe. No hay papel grande, ni pequeño, sino personajes creíbles y defendibles. El resto es cuestión de magia, y de un actor en un estado de gracia. Píldoras que hacen que cualquier película tenga su punto de interés.

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