Cuando Netflix creó su "videoclub online" que iba más allá de enviar DVDs a las casas de la gente, allá por 2007, su llegada sirvió como ventana secundaria. Todo lo que no habías podido o querido ver en el cine, lo tenías medio año después en televisión. No importa si eran blockbusters o la última película ganadora en Cannes: se trataba del reducto de las películas que se te habían pasado por alto o que no considerabas suficientemente atractivas como para pagar lo que costaban. Pero han pasado casi veinte años, y los streamings se han mezclado, contaminado y cambiado para siempre nuestra relación con el cine. Y no necesariamente para bien.
La pandemia que lo cambió todo
Todos sabemos lo que pasó: cuando Netflix triunfó, todo el mundo quiso su propio Netflix, por ridículo que fuera: Paramount, Universal, Warner, Disney, Amazon, Apple... El streaming dejó de ser una ventana secundaria para transformarse, cada vez más, en la principal para unos estudios que veían muy fácil conseguir beneficios inmediatos (aunque, como luego han descubierto, el camino no era tan sencillo). Pero, pese a todo, el público lo seguía teniendo claro: primero el cine, después el streaming, medio año después. Entonces llegó la pandemia.
Todos recordamos aquellos días de cuarentena donde, para evadirnos de la brutal situación en la que se encontraba el mundo y de las miles de muertes diarias, todo el mundo trató de entretener, bien de manera gratuita o con un pequeño pago, a un público que reconsideró su relación con el cine y el entretenimiento. Los grandes estrenos de Disney, como 'Red', 'Luca' o 'Mulán' -esta con un extraño sistema de estreno previo bajo pago al que no han vuelto- se fueron directos a su plataforma, y las pocas películas que se estrenaban llegaban en un abrir y cerrar de ojos a las plataformas (a las legales y, mucho antes, a las ilegales). ¿Para qué ir al cine a aguantar a gente por un precio excesivo si desde mi casa tengo lo mismo enseguida, más barato y sin mayores interrupciones que las de mirar el móvil cada 15 minutos mientras la película sigue de fondo?
Fue entonces cuando los cines trataron de ponerse las pilas atacando a la experiencia emocional de ir al cine, estrenando clásicos (mi primera película en cine post-pandemia, por ejemplo, fue 'Dersu Uzala'), llamando al corazón de la gente. Particularmente, creo que sobrevalorar la relación del público con el cine en pleno siglo XXI fue un error catastrófico y, quizá, otro gallo nos estaría cantando si se hubieran centrado en la cartera. En que los fines de semana la entrada no cueste 12 euros mas otros 8 de palomitas y refresco, vaya. Para cuando salieron iniciativas como la Cinesa Card, ya era tarde: el grueso de los espectadores habían decidido que el cine era un artículo de lujo, un capricho que, como tal, no podía malgastarse en productos menores. Y ahí es donde viene el problema.
¿Un collar de Cartier o una entrada para 'Minecraft'?
Quien más y quien menos tiene ya en su casa, ni que sea por mero relevo tecnológico, una televisión de muchísimas pulgadas, con resolución 4K, Smart TV y varios modos de visionado para que cualquiera pueda ver cine o televisión a su gusto. Además, puede combinarse con un sistema de sonido mejor que el de muchas salas modestas. Entonces, ¿por qué gastar tiempo y dinero en ir a una sala a ver una película que se va a disfrutar "igual" en tu televisión cuatro meses después? ¿Qué prisa hay en ver cosas como 'A real pain', 'Mickey 17' o 'Anora'? La respuesta debería ser "toda la prisa porque son películas interesantísimas". No lo es.

Cada vez más, la gente prioriza los blockbusters, por absurdos que estos sean, como "película de cine". Si hay personajes conocidos, franquicias y superhéroes, es "de cine". Si es ligeramente más reflexiva o no forma parte de una franquicia, "de ver en casa". Y quizá, precisamente por todo lo expuesto, debería ser al revés. Hay una falsedad que se escucha en comentarios de Internet cuando sale este tema: "Si la película es buena, el público irá a verla". Nunca ha sido verdad, claro: por ejemplo, 'La semilla de la higuera sagrada' se estrenó en el puesto 16 de taquilla en España el mismo fin de semana que 'Mufasa' mandó ante todo lo demás en su quinta semana. Y todos sabemos, por más que nos queramos hacer los tontos, cuál es la película buena de estas dos.
Y lo entiendo, claro que lo entiendo: aunque para muchos de los que estamos aquí el cine es una experiencia casi religiosa, para muchos otros es un divertimento más que consumir de vez en cuando, como puede ser un concierto o un musical. E, igual que si vas una vez al año al teatro probablemente elijas la obra más anunciada y laureada (y que posiblemente hayas oído a tus amigos que no te la puedes perder), en el cine vas a lo mismo: a ver la película que te suena por un motivo o por otro. A no ser que parezca "de hablar", con un ritmo lento o esté protagonizada un personaje cuyo nombre y cara no reconocemos: en ese caso, y a no ser que se haya vendido muy efusivamente, se quedará relegada al streaming. Si nos gusta mucho en casa, ya iremos a la segunda parte.

Siempre han existido los blockbusters, siempre ha habido gente que solo va a la película que ya está en el número uno de taquilla, siempre ha habido colas que dan la vuelta a la manzana para ver 'Star Wars'. Pero antes había una curiosidad real por saber algo más, ni que fuera porque después tardarías medio año en poder alquilar esa película y más de uno en verla por televisión con anuncios. Esta curiosidad innata del público -a lo que se suman los bajos precios y que las películas fueran el ocio principal de muchísimo más público que ahora- llevaba a éxitos sorpresa y a una cantera de cine independiente fabuloso.
Hoy por hoy, el cine indie es, para Hollywood y salvo excepciones, un simple catálogo de futuros directores y directoras de blockbusters. Y para los espectadores, una plétora de títulos que ver en casa después de haber leído durante meses recomendaciones de críticos en festivales y cinéfilos en taquilla, para ver un domingo tonto mientras charlas con tu pareja, miras el móvil, te vas a hacer palomitas y escribes en Letterboxd "No es para tanto, tres estrellas".
Ignorar el cine independiente y enviar a los altares tonterías sin alma con un "2" en el título nos está haciendo peores espectadores, un público más tonto, que no solo está acostumbrado sino que disfruta de la papilla regurgitada de los estudios, que han entendido la lección: menos riesgos equivale a más dinero. Menos arte es lo mismo que más éxito. No fijarse en los cinéfilos da más beneficios. Podemos mantener los precios de las entradas imposibles porque el público va a pagarlos y a solventar el año si les ofrecemos un sabor de papilla en concreto.
El cine en salas no ha muerto, pero es necesaria una reeducación del público, una bajada generalizada de las entradas, un cambio estructural que no tiene visos de ocurrir y que limite las garras del streaming. De lo contrario, los espectadores generales seguirán compartimentando las películas en "para ver en cine" y "para ver en casa". Y la brecha se hará cada vez más grande.
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charlie_brown
Es una discusión que estoy manteniendo en otra entrada. Los hábitos de consumo y el entretenimiento han cambiado.
No es que de repente ya no haya calidad y todo sea una mierda, si acaso ha bajado el nivel en los blockbusters, que viven de secuelas o cine de superhéroes. Aún así, ahí tenemos a directores como Nolan que siempre traen nuevas propuestas.
Dudo mucho que hoy día se pudiese estrenar El silencio de los corderos y que no fuera carne de streaming. Mi más mejor amigo del blog me diría que es para verla una vez y ya.
El mejor ejemplo de lo que comenta el artículo es El último duelo. Me parece junto a Marte lo mejor de Scott en los últimos 10 años, fue un fracaso en salas mientras Spiderman hacía 1000 millones.
A parte de un público que parece que no puede estar callado en una sala, o sin mirar su móvil más de 15 minutos, tampoco ayudan nada los precios y mira que yo por mi trabajo tengo descuento y se me queda en 5'30 la entrada. La pandemia nos mostró que muchos prefieren sacrificar la experiencia de cine por la comodidad de su casa.
josesim
Pero si sois los primeros que no paráis de hablar de blockbusters y grandes superproducciones! 😂
alex_winchester
Pienso que en el cine, al igual que en otros espectáculos, deberían cobrar por nivel de relevancia e inversión, esto es, no se paga lo mismo por ver a Metallica en directo que por ver a Sôber, ni lo mismo que por ver a Viva Belgrado. Entonces, en base a la industria que te sostiene y a la inversión, así debería ser el precio de la entrada.
Ojalá y los artistas del séptimo arte pudieran liberarse del yugo de las productoras como los músicos se han liberado parcialmente de las discográficas.
andresec
Si voy a pagar un dineral por una entrada de cine, será porque tiene unas características visuales y sonoras que no puedo replicar en casa, y que merece la pena ver en el cine. No es por la calidad de la película, es por la espectacularidad
bobdylan
No he leído el artículo ahora lo haré pero yo creo que tendrían que hacer una cuota al mes o poner películas más baratas que otras
Jonesjr.
A la gente cada vez le gusta menos el cine, prefieren las series u otras actividades se ocio. Yo conozco a poca gente que siga viendo películas con regularidad como los que andamos por aquí. Es triste, pero está sucediendo.
dekerivers
Tienen que aumentar las ventanas de explotación. Se han venido Al dinero rápido y ahora pagan las consecuencias.
redio
En la actualidad se habrá enfantizado gracias a las plataformas de streaming.
Pero en la época del videoclub, también ocurría, ahora hay más oferta de ocio, tienes unos pantallones más grandes con barras de sonido, encima tienes que aguantar a la gente que se pone a comer nachos y demás, los móviles,...
Al final termina siendo más cómodo estar en casa viendo una plataforma de streaming. Una familia de 4 se gastaría mínimo 50€, con eso te puedes poner 2-3 plataformas de streaming al mes. Son nuevos tiempos, donde encima la calidad es cada vez peor a nivel global, ni te cuento en los blockbusters
eltroner
Os felicito. Me ha parecido un artículo buenísimo. Y muy acertado.
olivaw1
Alguien que me diga de qué trata el artículo?
shaitanfog
Las ultimas películas "palomeras", (realmente palomeras) que vi en el cine, fueron Oppenheimer, Killers of the Flower Moon y The Brutalist.
A mí me pasa justamente lo contrario. No se me antoja tanto ver los blockbusters en cine (aunque con frecuencia lo hago). Pero si llega una película "de Oscar", de calidad, aburrida y que necesite toda mi atención intelectual, esas, son mis películas palomeras.
Porque si las veo en mi casa, tengo miles de distracciones. La esposa, los hijos, el perro, las visitas, la cocina, el baño, el celular, etc.
En el cine solamente la luz de los teléfonos encendidos de algunos inconscientes (según ellos, el brillo de la pantalla no molesta a nadie mientras no suene) y la charla ocasional, puede más mi capacidad de concentración en medio de poca gente que también está concentrada mirando. De hecho el saber que hay otros concentrados el la misma historia me ayuda a hacerlo, mientras que en casa, en mi TV gigante, lo más común es que me quede dormido porque nadie más está prestando realmente atención como yo.
Y las películas largas en cine me hacen comprar mínimo dos refrescos y un refill de palomitas.
Pero es que también, para mí no hay diferencia entre Avengers Endgame y Oppenheimer. Ambas son grandes producciones, dignas merecedoras de Oscar*.
Así que sí, tienes razón, en parte pero desde diversos ángulos.
{*No confundir Avengers Endgame, una obra épica magistral (considerada por quien NO es fan de Marvel), con las tonterías como Eternals o Madame Web, que ya ni las terminé de ver en casa.}
alexayaoihd
Yo personalmente le veo 2 problemas gordos al cine, la 1° viene cuando en el 2000 se acomodaron a hacer mayoría de pelis de comedia y comedia romántica con una estética genérica a la par que salían joyitas aquí y allá como Piratas del Caribe, El señor de los anillos, Harry Potter, Narnia. Ahora el 2° problema es no adaptarse a la competencia actual por que tanto el cine pone entradas a 11,90€ por persona como los espectadores exigen joyas como mezclar Piratas del caribe con x películas de los 50 - 60, en vez de que se produzcan películas de algo menor presupuesto pero entretenidas y a 6-7,90€ la entrada.
Ej de este tipo de cine, Daniel el travieso 1993, El diablo viste de prada...