Diez polvos de cine

Diez polvos de cine
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Vamos hoy con una de esas listas que tanto nos gustan hacer a todos de vez en cuando, y lo hacemos con una muy adecuada para combatir estos días tan fríos: Diez polvos cinematográficos a recordar, y dado que la censura se encargó durante mucho tiempo de que los actores no enseñasen carne —nota mental: hacer un post sobre diez polvos sugeridos en el cine clásico—, la cosa queda reducida a películas relativamente reciente. Como siempre ni son todas las que están, ni están todas las que son, es mi top particular, y evidentemente hay razones muy personales en la elección, que por primera vez será del agrado de todos. Sin ningún orden en concreto.

‘Instinto básico’

La magistral película de Paul Verhoeven está llena de escenas sexuales, u algún que otro plano muy explícito que ayudó a fomentar la fama mundial del film. Pero la gracia de la película está que que Verhoven no realiza un simple muestrario de sexo, éste tiene una poderosa presencia en la trama y alcanza dimensión dramática. Un policíaco que rememora a Hitchocock y que dentro de su juego, comienza con la máxima de Cecil B. DeMille: una película debe comenzar con un terremoto y de ahí hacia arriba. Mi polvo preferido es el del inicio, de sangrienta culminación. Si eso no es atrapar al espectador, con el gran Jerry Goldsmith de fondo, no sé lo que es.

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‘Fuego en el cuerpo’

Todo lo que no podía mostrar el Film Noir en sus años clásicos, lo muestra la ópera prima de Lawrence Kasdan. La excelente ‘Fuego en el cuerpo’ (‘Body Heat’, 1981) nos muestra a una maravillosa, y muy sensual, Kathleen Turner, inolvidable mito erótico de los 80, rindiendo homenaje a la femmes fatales del género. En una trama que recuerda a la de ‘Perdición’ (‘Double Indemnity’, Billy Wilder, 1944), la perversa fémina del relato engancha al tonto de turno y le convence para que mate a su marido. ¿Y cómo lo hace? Con la mejor de las trampas a un hombre: el sexo.

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‘Terminator’

El polvo que traerá la esperanza a la humanidad, y de paso creará alguna que otra paradoja temporal, lo echan Kyle Reese —Michael Biehn, un actor muy desaprovechado en numerosas ocasiones— y Sarah Connor —una morbosa Linda Hamilton—, en un encuentro pre-apocalípitico de la mano de James Cameron. Resulta curioso que muchas otras escenas, en las que se enseña más, no poseen la fuerza de ésta, un auténtico punto de inflexión en la trama de la película.

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‘El nombre de la rosa’

Poco podía imaginar Adso de Melk —probablemente la mejor interpretación de Christian Slater— que el ayudar a William de Baskerville —impresionante Sean Connery— en sus investigaciones criminales le llevaría a la noche más inolvidable de su vida. Escena arriesgada y difícil, por su importancia en la trama, está resuelta con mucho tacto por Jean-Jacques Annaud, quien firma su mejor película.

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‘Querido detective

Espantoso título español para ‘The Big Easy’, maravilla de 1987 a cargo de Jim McBride, que ponía al día las claves del clásico cine negro. El detective Remy McSwain —carismático Dennis Quaid— y la fiscal del distrito Anne Osborne —radiante Ellen Barkin— se enfrentan a un caso de corrupción, en el que compartirán algo más que el trabajo. La clásica guerra de sexos y la incompatibilidad de caracteres ponen la salsa a una relación con mucho feeling desde su primer encuentro sexual.

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‘Vestida para matar’

Una madurita Angie Dickinson es despojada de su ropa en la parte trasera de un taxi en Nueva York, una fantasía o locura sexual que tendrá sus consecuencias en la hitchcockiana trama de la película, para un servidor lo mejor que ha filmado Brian De Palma. Cuenta la actriz que cuando rodaban la complicada escena en la ciudad, muchos de los viandantes la animaban llamándole mujer policía, aludiendo a la popular serie de televisión que Dickinson protagonizó en los 70.

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‘Excalibur’

El desear a alguien puede traer problemas considerables en el futuro, sobre todo si estás rodeado de espadas, magia y un hombre llamado Merlín. Así lo demuestra John Boorman en su mejor película, en la que de una unión basada en la mentira nace el mismísimo Rey Arturo. La cosa tiene su mérito, porque el tipo no se saca la armadura durante la realización de su deseo. Con todo la escena posee una fuerza inusitada.

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‘El corazón del ángel’

A todos nos sorprendió ver a Lisa Bonet, en aquellos años de moda gracias a la serie de televisión ‘La hora de Bill Cosby’ (‘The Cosby Show’), enseñando sus virtudes en una fuerte escena al lado de Mickey Rourke, que venía de crear polémica con el bodrio ‘Nueve semanas y media’ (‘Nine 1/2 Weeks’, Adrian Lynne, 1986). Nueva Orleans, jazz, magia negra y el mismísimo Lucifer en un oscuro thriller de lo mejor filmado por su director, Alan Parker. lleno de violencia como lo demuestra una de sus secuencias más recordadas.

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‘Una historia de violencia’

La mejor película de David Cronenberg, de quien mi compañero Juan Luis está haciendo un especial en Blogdecine, muestra dos polvos muy distintos a manos, y otros miembros, de los mismos personajes. El lado salvaje y animal del ser humano salen a relucir en el segundo encuentro sexual entre unos espléndidos Viggo Mortensen y Maria Bello, un polvazo como Dios manda en unas escaleras. De nuevo la psique de los personajes es vital para el resultado de dicha escena.

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‘Lazos ardientes’

La película que convenció a los productores sobre cierto guión llamado ‘Matrix’, es una digna historia de cine negro y alta carga sexual. Las morbosas Jennifer Tilly y Gina Gershon nos regalan un momento difícil de olvidar, antes de que los Wachowski se obsesionasen con los efectos visuales.

Su turno, damas y caballeros. Y no se olviden de practicar lo que este post transmite. Con humor y pasión. Que sea de Cine.

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