Buena parte de la mejor comedia de los últimos años está desafiando constantemente el poder seguir considerándose parte del genero. ‘The Bear’ apunta a ser la gran dominadora estos años en una categoría que muchos consideran que no pertenece, y su fenómeno es consecuencia directa de años de series confesionales y aurorales de cómicos de stand-up así como libres ejercicios surrealistas como ‘Atlanta’.
Esta difusión entre lo gracioso y lo trágico o lo extraño es estimulante, pero también lleva a pensar si en premios como los Emmy vale la pena empezar a dejar de dividir entre comedia y drama, y pasar a pensar en formatos de duración (30 minutos y 1 hora). Sea como sea, el panorama televisivo se ha visto nutrido de propuestas como ‘Louie’ o ‘Master of None’, y más recientemente con la fabulosa ‘Ramy’.
La vida moderna (para un musulmán egipcio)
El cómico y cineasta Ramy Youssef, quizás ahora más conocido gracias a su papel secundario en ‘Pobres criaturas’, ejerce de creador y protagonista en esta comedia millennial donde han pasado también gente como Christopher Storer, creador de ‘The Bear’. Con el paso de las temporadas ha ido ejerciendo más control desde el guion y la dirección, explorando los límites del tipo de serie que estaba tratando de realizar. Producida por Hulu, en España se encontró en un extraño limbo tras la caída de Starzplay, pasando a estar en streaming en la relativamente desconocida MGM+ y desde ahora también en Filmin.
Youssef interpreta aquí a un Ramy ficticio, que trabaja en una empresa tecnológica pero no encuentra del todo la satisfacción que esperaba. En juego entran las inseguridades y ansiedades propias de la vida moderna, su complicada relación con la religión musulmana, y su caótica familia que trata de sobrevenir como buenamente pueden el hecho de ser inmigrantes egipcios en Estados Unidos.
Pero la serie no está marcada por una autocomplacencia o un masaje de ego, y tiene también clara sus limitaciones para ser el texto definitivo sobre la representación musulmana en la ficción americana. Youssef en ocasiones saca su propio personaje de la ecuación para explorar secundarios que previamente ha introducido con mucho buen gusto, y a menudo lideran los mejores episodios.
‘Ramy’: comedia de autor autocrítico
Esto no quiere decir que su protagonista carezca de interés, ya que el propio autor parece dispuesto a examinar y señalar varios aspectos tóxicos de su comportamiento, y de su torpe manera de relacionarse con su comunidad y su fe. La segunda temporada, marcada por la fabulosa incorporación de Mahershala Ali, ofrece un interesante punto de autocrítica que no intenta escurrir el bulto, sino que logra algo genuino y tan incómodamente triste que hasta resulta gracioso.
El humor de ‘Ramy’ comparte ese punto tan neoyorquino que marcaba a ‘Master of None’, pero también es capaz de divergir hacia puntos surrealistas como ‘Atlanta’. Su retrato de las experiencias árabes en Estados Unidos entra de lleno también en las complejas relaciones con Oriente Medio, las limitaciones para progresar y hasta el rechazo sostenido por la islamofobia. Todo ofrece un trabajo muy completo que se vuelve imprescindible, si bien ha pasado muy bajo el radar.
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