Creo que podemos estar de acuerdo si decimos que Michael Robinson y Carlos Martínez son dos de los mejores comentaristas deportivos que hay a nivel nacional. Para disfrutar de ellos, eso sí, hay que estar abonado a Digital + Liga y eso, en estos tiempos de consumo masivo de partidos de fútbol, ha llegado a convertirse en una desventaja porque el satélite tiene un retardo que hace que sean los vecinos los que canten los goles antes que nosotros. Eso, en un Mundial, es frustrante y desesperante. Al final, muchos renuncian a la alta definición y al trabajo de estos dos profesionales para recalar en Telecinco porque ahí, TDT mediante, vamos todos al mismo ritmo.
Sé lo que me digo. Durante la pasada Eurocopa yo tenía tele por cable y el vecindario iba en analógico. Al final me fui a la radio y me dediqué a cantar los goles yo antes que los vecinos. La venganza es un plato que se sirve en frío, dicen. Pero dejando de lado cuestiones anecdóticas, lo cierto es que este retardo podría ser una explicación a la subida inexorable de los datos de audiencia de los partidos de fútbol emitidos en Telecinco, que amenazan con romper todos los pronósticos en la final del domingo.
Los eventos deportivos siempre han sido clave para las audiencias puntuales y, de hecho, Telecinco ya solicitó adelantar al domingo la publicación de los datos del partido anterior contra Paraguay que se jugó en sábado, pero no hubo consenso entre cadenas. Mucho le habría gustado a Telecinco que sólo se hablase de su éxito, pero no puedo ser.
La convivencia de tecnologías a ha dado como resultado que, al final, el aficionado tenga que inclinarse por la opción sin alta definición, por TDT y en Telecinco. Ni qué decir tiene que el negocio de los bares habrá tenido que hacer lo mismo, por ejemplo. Y Cuatro, sin ir más lejos, emitió ayer un previo y un postpartido, amparados por la tranquilidad que da el saberse fusionados pero lamentando la fuga de espectadores de Canal +.
A hecho histórico, audiencias históricas. La selección española en la final del Mundial promete a darle a Telecinco unos laureles que va a ser difícil que nadie les arrebate en mucho tiempo, por no hablar de los ingresos en publicidad. ¿Calcularían en la cadena amiga el peso del retardo del sonido en el satélite? Seguramente no, pero a partir de ahora será otra variable a tener muy en cuenta en la contratación de eventos deportivos. Quién nos iba a decir es posible que la exclusividad pase a un segundo plano dependiendo de con quién se compartan los derechos. La TDT, la hermana fea de las emisiones, se ha anotado un Gol de Oro.
Vía | Chica de la tele
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