El viaje del héroe ha sido un pilar muy marcado para el cine mainstream, especialmente en los blockbusters de acción u otros géneros fácilmente convertibles en espectáculos. El motivo es bien sencillo, demarcar bien al espectador con quien se tiene que alinear, con suerte darle un modelo inspirador o tan solo una clara oposición a un mal más o menos concreto. Es un modelo tan extendido que erróneamente se cree que debe aplicarse a cualquier historia, a cualquier película.
Pero cabe preguntarse si esta estructura no sólo resulta excesivamente limitante en lo creativo, sino que establece unas expectativas que puedan ser perniciosas para aplicar al mundo real, o para algo más inocuo como valorar otras películas. Romper con el molde puede conllevar la incomprensión (como fue el caso con las secuelas de ‘Matrix’), pero nos otorga historias tan estimulantes y fascinantes como la de ‘Dune: Parte dos’.
La esperada llegada del mesías
Final de este díptico inicial que adapta la seminal obra de Frank Herbert, aquí realizada por un maestro contemporáneo de la ciencia ficción como Denis Villeneuve. De nuevo con Timothée Chalamet, Zendaya y Javier Bardem (que entendió el trabajo mejor que nadie), y con la destacable incorporación de Austin Butler, la película hace su ansiada llegada al streaming a través de Max.
Tras la masacre de la casa Atreides tras el ataque de los Harkonnen, Paul y su madre Jessica se resguardan junto a la tribu Fremen, autóctona del desértico planeta Arrakis. Allí el heredero Atreides se introduce en la cultura local, trata de ganarse un hueco como un guerrero más, e irá peligrosamente acercándose a cumplir una leyenda que lleva milenios siendo construida por fuerzas peligrosas y extranjeras.
La decisión de Villeneuve de partir la historia del libro en dos películas tuvo sus riesgos, haciendo que la primera ‘Dune’ dejase en muchos la sensación de un prólogo indefinido. Pero allí fue plantando los conflictos e ideas que hacen más esencial esta segunda parte, entrelazando el poder político y la religión como opresores contra estas tribus indígenas en zonas con recursos extremadamente valiosos y explotables. El director explora con cautela pero determinación esas ideas presentes en la obra de Herbert, mostrando la vigencia que sigue teniendo su denuncia ecologista y antiimperialista.
‘Dune: Parte dos’: revolucionario relato sobre revolución
Es especialmente estimulante por su manera de desmontar arquetipos como el héroe campbelliano tradicional, aquí potencial fuente de destrucción y también opresión para el pueblo que dice liberar. Villeneuve no pierde ocasión para denunciar el peligro que pueden suponer los mesías prometidos como Paul Atreides.
Prometidos salvadores extranjeros que hemos visto en otras historias pero que pueden desembocar en una falsa liberación que sólo les lleva a depender de otra fuerza imperial. La película traza con mucha astucia el poder de estos relatos de héroes para infundir una supuesta esperanza, pero sólo les lleva a esperar en lugar de reaccionar por sí mismos.
Es un enfoque bastante radical con respecto a la mayoría de blockbusters americanos estrenados a lo largo del año, lo cuál lo hace extremadamente valioso junto con su innegable valor de producción. Los efectos especiales cuidadísimos, los escenarios en los que se mueven los personajes, la impecable fotografía de Greig Fraser. Todo luce extraordinario, todo consigue estar en la nota adecuada gracias a su entregado reparto. Villeneuve firma aquí otra obra maestra que sumar a su arsenal.
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