John Ford, sus diez mejores películas

John Ford, sus diez mejores películas
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En los meses de Mayo y Junio, la mejor revista de Cine publicada en español, Dirigido Por, hace uno de sus excelentes estudios a los que tan bien nos tienen acostumbrados. Esta vez le toca el turno a John Ford, aclamado por muchos como el mejor director de todos los tiempos. Con críticos tan expertos en el tema, como el excelente Quim Casas, autor del estupendo libro John Ford: el arte y la leyenda, hacen un viaje por toda la filmografía del director, separando, lógicamente su etapa muda de la sonora, y a su vez dividiéndolo por temas.

Así pues, llega hora de una de esas listas ya conocidas por todos vosotros, en las que he procurado resumir en diez películas lo grande que era Ford, uno de esos directores a los que recurrir cuando uno empieza a perder la fe en el cine debido a los pésimos estrenos que nos llegan (salvo excepciones, por supuesto). Aclarar que sólo me he centrado en las películas de su etapa sonora, ya que en la muda muchas de ellas no las he visto por ser difíciles de encontrar, aunque me gustaría citar films como 'Tres Hombres Malos' o 'El Caballo de Hierro' (de reciente edición en dvd en nuestro país), obras maestras de un director que curiosamente en su etapa muda no tuvo tanta repercusión como otros directores de la talla de Fritz Lang o King Vidor.

Las películas están en orden cronológico. Y cuidado, hay SPOILERS.

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La película que lanzó a la fama a John Wayne, y también empezó a cimentar la condición de maestro de John Ford. Obra cumbre del western y un film casi claustrofóbico, algo impensable para la época, por poner a todos los personajes metidos en una diligencia. En todos ellos está representado el ser humano con sus distintos matices. Casi podríamos decir que es un film coral, de esos que tanto gustan ahora, pero en un espacio reducido. Curiosamente en el film hay saltos de eje, en la persecución de los indios a la diligencia. Ford se defendió de ello diciendo que quería enfrentarlos. En cualquier caso es uno de los trabajos más representativos de su autor, con unas interpretaciones prodigiosas, y aún hoy desprende una gran fascinación.

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La obra de John Steinbeck dio lugar a un buen puñado de grandes películas, y ésta es sin lugar a dudas una de ellas. El propio Steinbeck se declaró fan de la película, diciendo que la portentosa interpretación de Henry Fonda le hacía creerse sus propias palabras. Esta historia de unos campesinos que cultivan uvas y que buscan un lugar donde establecerse durante la represión de los años treinta, está narrada impecablemente, gracias a la total falta de maniqueísmo, con su típico gusto por el detalle y el lirismo. Por supuesto que la mencionada interpretación de Fonda, y la maravillosa fotografía de Gregg Toland hicieron mucho. Segundo Oscar como director para Ford (el primero fue por 'El Delator').

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Una de las primeras películas que un servidor vio de Ford,y con la que se quedó completamente embobado, aunque a lo mejor, la salvaje belleza que Gene Tierney desprende en el film, tuviese mucho que ver. Durante mucho tiempo sufrió el ser comparada con la anteriormente citada película, pues guarda mucho puntos en común con ella. Sin embargo, hoy día es bien visible que no tiene nada que envidiarle al film protagonizado por Henry Fonda. Ford acentúa su extrema sensibilidad para narrar, con esos toques nostálgicos tan típicos de él. Además, añadió un humor que hace que el film también sea muy divertido, cuando la historia que cuenta es de lo más triste. Imperdonable que aún no la tengamos editada en dvd.

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Ford ganó su tercer Oscar por esta impresionante película costumbrista que refleja la vida minera en el Gales del siglo XIX. Dotada de una extrema sensibilidad, jamás cae en la sensiblería. Roddy McDowall en el papel más recordado de su niñez, excelentemente dirigido por Ford, sirve como nexo de unión a las distintas historias que se cuentan, protagonizadas por los distintos miembros de una familia. Un prodigio en todos los aspectos, tiene ese sello inconfundible que tiene muy pocas películas: cuando la vez por segunda vez, o tercera, o cuarta, o vigésimo sexta, es como si fuera la primera vez.

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Uno de los mejores westerns jamás hechos, relata el famoso duelo del O.K. Corral, en la que probablemente sea la mejor versión del mismo, pues Ford se basó en mucha documentación de la época, además de conocer en su juventud al famoso Wyatt Earp, quien le narró los hechos, y el director procuró ser fiel, añadiendo leves cambios. Una vez más, la fuerza lírica del relato es evidente, y Ford fue capaz de arrancar una interpretación sobresaliente de Victor Mature, actor muy mediocre. Eso sí, nunca volvió a trabajar con él. La desconocida Cathy Downs, preciosa como la Clementine de su título original, y Fonda como siempre, inmenso.

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Cuarto y último Oscar para Ford por uno de sus títulos más famosos entre el público de todas las generaciones. Mil veces imitado y homenajeado (el homenaje más famoso, el de Spielberg en 'E.T.'). Un boxeador que mata a un rival en un combate se retira del deporte y se marcha a su Irlanda natal para intentar rehacer su vida. Una vez más, costumbrismo, serenidad, historia de amor, humor socarrón (genial Barry Fitzgerald) y todo mezclado de una forma que sólo Ford sabía hacer, dando la sensación de que hacer una película era algo fácil (aunque él siempre decía que sí). La química entre John Wayne y Maureen O´Hara pocas veces ha sido igualada.

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Muchos la tratan como una obra menor, y sin embargo en ella se encuentran todas las virtudes de su director, aunque tratadas de forma un poco más grandilocuente, lo cual no le resta calidad. Inspirada en hechos reales, sobre la vida de un hombre que fue toda una leyenda en la Academia de West Point, el film es también un tributo a la vida militar, tan del agrado de Ford. El muchas veces endeble Tyrone Power realizó una de las interpretaciones de su vida, aguantando muy bien las más de doras de metraje. Acaba de salir editada en dvd en nuestro país, así que es una buena ocasión para redescubrir este film, injustamente denostado en la filmografía del maestro.

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Para muchos, la mejor película de su director. Son varios los elementos que la engrandecen. Primero, el hecho de que Wayne realice un papel algo atípico en su carrera, con un desarrollo psicológico sobre el mismo de los que hacen escuela, y eso que el director no le quería para el personaje por considerarlo un poco mayor. Luego, Ford en su puesta en escena se aparta un poco de su estilo, componiendo un film, rico en matices pictóricos, y con un uso del color extraordinario. Una road movie con múltiples lecturas, y uno de los mejores finales de la historia.

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Muy atacada por cierto sector de la crítica, debido entre otras cosas al uso de flashbacks que pueden dar lugar a confusiones en el argumento, hay que observarla detenidamente, para darse cuenta que dentro de su falsa sencillez se encuentra un film extraordinario, con una historia que engancha, la del falso culpable que las tiene todas contra él. Ford dirige a los actores impecablemente, y hasta Jeffrey Hunter está a la altura. Los escenas de exterior, rodadas en escenarios naturales, se emparejan con el provecho que Ford le saca a las escenas de interior, la mayor parte de ellas en una sala de justicia. Hace poco se editó en dvd en nuestro país.

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Para mí la obra cumbre de Ford, la obra maestra entre sus obras maestras. La filmación pura y dura, sin lugar para las concesiones, del equilibrio entre realidad y leyenda, más toda una declaración a una época que se estaba acabando, en claro tono crepuscular. John Wayne y James Stewart, que con más de 50 años daba vida a un joven licenciado en derecho, se disputan a Vera Miles, y de paso representan el pasado y el futuro, la verdad que permanecerá oculta y la mentira que será mucho más bonita. Los tres encabezaban un enorme reparto, lleno de secundarios míticos, pertenecientes muchos de ellos al universo del director, y gloriosa fotografía de William H. Clothier. Indispensable. Más cine de John Ford en Blogdecine:

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