Lo más habitual con Netflix es que muchos se enteren de que sus películas se han estrenado porque han aparecido de repente en su catálogo. Sí, de todas ellas suele lanzar al menos un tráiler, pero la mayoría de ellos pasan sin pena ni gloria. Sin embargo, hay determinados títulos que empiezan a hacer algo de ruido cuando todavía quedan muchos meses para su estreno, siendo precisamente eso lo que sucedió en el caso de 'La Cocina'.
Nacida de una conversación en una barbería que tuvo lugar en 2014, el camino de 'La Cocina' para hacerse en realidad fue tomarse las cosas con calma. Poco importaba el gancho de que iba a ser el primer trabajo como director del oscarizado Daniel Kaluuya ('Judas y el Mesías Negro'), quien firma la película junto a Kibwe Tavares. Los primeros que pudieron verla fueron los asistentes al Festival de Londres celebrado en octubre de 2023, pero su llegada a Netflix no tuvo lugar hasta el 19 de enero. ¿El resultado? Una obra sugerente pero que acaba quedándose un poco a medias.
Al igual que las muy superiores 'Hijos de los hombres' y 'Attack the Block', 'La Cocina' tiene una clara vocación de comentario social. En esta ocasión toca incidir especialmente en la diferencia de clases, una apuesta que da pie a algunas escenas contundentes que apuestan por esa idea de que las fuerzas del orden puede que no sean precisamente utilizadas para ayudar a los más desvalidos.
Sin embargo, el guion coescrito por Kaluuya con Joe Murtagh prefiere usar eso más como telón de fondo que como verdadero esqueleto dramático de 'La Cocina'. En su lugar se prioriza el encuentro de un chaval que acaba de perder a su madre con un hombre que sospecha que podría ser su padre. Los lazos que surgen entre ambos son la verdadera base de la función, dando pie a algunas situaciones estimulantes como cuando el joven por Jedaiah Bannerman logra desenvolverse bastante bien el trabajo de su posible progenitor encarnado por Kane Robinson.
Ahí es evidente que la película propone un dilema fácilmente asimilable por cualquier espectador, jugándose además con la duda sobre si Izi es realmente el padre de Benji. Sin embargo, eso acaba importando menos que la relación que se desarrolla entre ambos y que da otra dimensión a lo que en principio parecía la historia de un hombre que está a punto de dejar atrás una comunidad de la que reniega para disfrutar de los lujos de la gente de bien. Los mismos lujos que están detrás de buena parte de los problemas a los que han de enfrentarse sus vecinos día sí y día también.
Ahí ya hay una oportunidad para aprovecharse más esa ambientación futurista, algo que a la hora de la verdad se reduce casi en exclusiva al particular trabajo que tiene el protagonista. Por lo demás, da la sensación de que sus responsables básicamente quieren conectar ese futuro con inquietudes más actuales, ofreciendo una visión bastante pesimista de la lucha de clases, pero eso vuelve a ser algo secundario. Lo que realmente importa aquí es cómo conocer a Benji afecta a Izi, ya que quizá decir que este último se muestra más estático en lo emocional sería excesivo, pero sí que funciona principalmente como disruptor del plan de vida del primero.
Todo eso lleva a que 'La Cocina' tenga mucho de drama familiar, con Kaluuya y Tavares teniendo muy claro qué es lo quieren conseguir a partir de eso. Por tanto, aquí no importa tanto el desenlace a un nivel más general como en la forma de dar cierre a ese arco entre sus dos protagonistas. Ahí es verdad que hay una decisión a mitad de metraje algo chocante, pero esa claridad de ideas es algo que se extiende a toda la función, incluso en aquellos momentos que resultan algo más tibios cuando nos centramos únicamente en cómo son ejecutados.
Por su parte, Robinson y Bannerman encajan muy bien en sus respectivos personajes. Sí es cierto que la forma de presentar sus motivaciones a través del guion quizá peca de demasiado obvia en algunas escenas, pero la fuerza que imprimen los actores compensan esas debilidades. Un buen ejemplo de todo ello sería el momento en el que Izi se encuentra ante un cajero automático.
Además, Kaluuya y Tavares introducen pequeños detalles aquí y allá para incidir en las condiciones de vida de esa comunidad cada vez más marginada, tanto por las limitaciones a las que han de hacer frente como por detalles culturales propios de la mayoría de los allí presentes. Ahí sí que 'La Cocina' funciona bastante bien a la hora de establecer ese universo propio, pero luego queda la idea de que daba para mucho más. Ya no es tanto que exista una necesidad de conocer más su orígenes como que sabe a poco.
Al final, 'La Cocina' es una película con buenos ingredientes pero que no termina de saber unirlos de tal forma que ofrezca algo irresistible para el espectador. Lo que queda se acerca más a un plato hecho con buenas intenciones pero más pensado para salir del paso que otra cosa. Con todo, merece la pena echarle un ojo, que está por encima de la media de las películas de Netflix.
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