'Barb Wire': cuando Pamela Anderson fue la superheroína del reboot postapocalíptico de 'Casablanca' que condensa la esencia de los 90

'Barb Wire': cuando Pamela Anderson fue la superheroína del reboot postapocalíptico de 'Casablanca' que condensa la esencia de los 90

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'Barb Wire': cuando Pamela Anderson fue la superheroína del reboot postapocalíptico de 'Casablanca' que condensa la esencia de los 90

El estreno de ‘Pam & Tommy’ ha vuelto a poner la mirada en una de las figuras más importantes para entender los 90: la actriz Pamela Anderson y su presencia en las fotos de carpeta y pósters de habitación de millones de adolescentes (y mayores) como icono esencial de la década. Ahora, más de 25 años después, vuelve a la conversación el producto Pam definitivo, la película apocalíptica ‘Barb Wire’ uno de los documentos esenciales para entender aquel momento cultural.

Para los que crecieron en los 90, ‘Los vigilantes de la playa’ fue un pivote de la cultura pop inamovible durante años, llegando a ser el programa de televisión más visto del mundo, mayormente por los actores guapos y guapas que la protagonizaban y su adictivo esquema de telenovela con acción y carácter coral. Del éxito de David Hasselhoff y el spin-off de la serie, ‘Los vigilantes de la noche’, con Mitch Buchannon luchando contra monstruos de todo tipo como Mulder y Scully, podemos hablar otro día, pero ‘Barb Wire’ no es menos marciana.

Una distopía de cuero y silicona

Pamela Anderson fue lo suficientemente inteligente para cimentar su imagen como símbolo sexual mientras se aseguraba de que su nombre apareciera en los tabloides por su tumultuoso matrimonio con Tommy Lee, pero le faltaba algo más allá de la televisión, necesitaba un vehículo que la impulsara en el cine para completar el ciclo para ser recordada como el personaje más explosivo de la década. ‘Barb Wire’ no iba a ser ese cohete hacia el firmamento, pero el intento es suficientemente Kitsch y petardo para haberse convertido en una rareza de culto.

Con un más que amplio presupuesto de 9 millones de dólares (unos 23 al cambio, hoy) la película fue escrita por Chuck Pfarrer e Ilene Chaiken, y dirigida por David Hogan, encargado de la segunda unidad de ‘Batman Forever’ (1995), lo que explica muchas cosas de su estética y lógica de cine de superhéroes, así como que parezca una cápsula del tiempo de aquella década. Para empezar, estamos ante una adaptación de un cómic de una de las editoriales más célebres de la época, Dark Horse, responsables de colecciones como ‘Hellboy’ y otra leyenda de los 90: ‘La máscara’.

Pam

El argumento de ‘Barb Wire’ transcurre en el futuro distópico de 2017, mientras Estados Unidos es devastado por la Segunda Guerra Civil Estadounidense. Una cazarrecompensas vestida de cuero y propietaria de un club nocturno, interpretada por Anderson, se ve envuelta en un complot de contrabando para derrocar a un líder vital de la resistencia de Steel Harbor, la "última ciudad libre" en el país, un lugar salido de una secuela de ‘1997: Rescate en Nueva York’ o Mad Max.

Mad Max + Showgirls

En el cóctel se juntan un viejo amor (Temuera Morrison) y militares estadounidenses abiertamente fascistas con uniformes casi de las SS, es decir, lo que viene a ser un remake nada disimulado de ‘Casablanca’ en un escenario improbable. La mezcla de cine negro llena de frases lapidarias y película para camioneros salidos se atraganta y pasa a formar parte de las experiencias más extrañas de su era, junto a algunas secuelas de Batman, la adaptación de Mario Bros y las odiseas de ciencia ficción de Albert Pyum. Sin embargo, la estética exagerada y la presencia de Anderson le han dado una nueva vida dos décadas después.

Como ‘Showgirls’, el tono de cine softcore con grandes valores de producción deriva en puro camp de mal gusto, con el descaro y el vestuario de cuero combinando con peinados y maquillaje imposibles, representando un ideal de belleza tan anacrónico que llega a conectar con el mundo Drag. Tacones stiletto que le sirven como arma arrojadiza, o colecciones de corsés de dominatrix con escotes imposibles son algunos de los complementos que llamaron la atención a Anderson para coger el papel, en sus propias palabras: “Oh, Dios mío, ella va en una moto enfundada en cuero, loca, con peinados geniales, glamurosa… Soy totalmente yo”.

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Y no iba a decepcionar a sus fans. La idea de la escena de créditos iniciales es suya, casi cuatro minutos de la guitarrera canción ‘Word Up’ de Gun, con Pamela Anderson con los pechos fuera, bamboleando la cabeza y el pelo y retorciendo la silicona bajo un chorro de agua y champán con una fotografía de clip propio de un vídeo de presentación de chica del mes de la revista Playboy, casi un homenaje a sus orígenes como modelo de calendario. La escena se completaba con la actriz clavando un zapato en la frente al “señoro” que se quiere sobrepasar.

Ni Capitana Marvel, ni Catwoman, la primera superheroína del cine fue Pam

Anderson tenía una conciencia de sí misma con la que muchos símbolos sexuales como Jane Mansfield engañaban a los que pensaban en la imagen de rubia tonta, modelando su personaje de mercenaria curtida en la batalla que no tiene problema en mercantilizar su cuerpo para obtener lo que quiere, y se requiere cierto carisma para demostrar esa dicotomía sin caer en lo gratuito, marcando un punto de empoderamiento que a muchos se le podía escapar, pero que supone un precedente de personajes como el de Jennifer López en ‘Estafadoras de Wall Street’ (2019) y las ‘Aves de presa’ (2018) de DC.

La diferencia es que aquí Anderson no es ninguna víctima que se rebela contra los dueños del club de strip tease, como la Cherry Darling de ‘Planet Terror’ (2007), sino que es la dueña del bar y controla exactamente su negocio, un equivalente de Bogart con todo lo que esto supone. Da igual que su actuación esté al nivel de una película softcore, funciona cuando tiene que disparar y poner posturas de pin up, y se nota que disfruta con ello. Hasta tiene sus frases estelares como “no me llames babe”, al más puro estilo Snake Plissken.

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‘Barb Wire’ no es ‘Barbarella’, pero es un fenómeno muy similar en cuanto a que vive y respira solo para rendir adoración incondicional a su protagonista. Cada escena es una excusa para un nuevo peinado, un nuevo atuendo o una nueva forma de no atuendo, es una película tan dedicada a la figura de Pamela Anderson como lo son las películas de Elvira, y lo cierto es que pocas veces puedes ver a la actriz tan guapa, tan mamarracha y divertida con su intento de parecer una Mae West echando un pulso con la Tina Turner de la cúpula del trueno.

Una película de culto trash

El guion es terrible, muchas escenas se pegan unas a otras con el mismo tino de la película ‘Street Fighter’ pero su ADN de película de culto está ahí, con actores míticos de la serie B como Steve Railsbak, nada menos que Udo Kier y, por supuesto, Clint Howard. Nunca llega a ser tan descarada como la también muy 90s ‘Tank Girl’ (1995), pero su tramo final encadena buenas escenas de acción y alguna majadería digna de la macedonia que propone. Sin embargo, no sorprende que la película fuera un fracaso crítico y de taquilla, recuperando solo 3 millones de su presupuesto y logrando siete nominaciones a los Razzie.

Detalles como su certificado R-rated cerraron las puertas al núcleo demográfico de adolescentes salidos enamorados de la actriz, los adultos no se la tomaron en serio y, además, ya podían acceder a la otra película que sí les daba lo que querían ver de la actriz, ese famoso video sexual que también dañó su imagen tras “castigarle” por haberlo hecho. Y es que en los años 90, Monica Lewinsky era el chiste por hacerle una mamada al respetado Presidente de los Estados Unidos, y no se ha reconocido el impresentable papel de Clinton hasta muchos años después.

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Hoy hay un público mucho más propicio para una fantasía camp inofensiva y sin complejos como ‘Barb Wire’, que propone una especie de lectura trash de Estados Unidos visionaria que, como ‘Southland Tales’, sirvió de presagio de hacia dónde iba su cultura, pero ante todo sirve de carpeta de recuerdos de una época, desde el rock al cuero negro que determinaría la estética ‘Matrix’ a su propensión al pastiche de tebeo para adultos muy alejado de Marvel. En una época en el que el cine de superhéroes parece dirigirse al estancamiento, quizá no estaría mal que volvieran al descaro sexy (y muy violento) del imperfecto vehículo de Pamela Anderson que nos sirve como recordatorio de que muchos años fue la reina del planeta tierra.

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