No puedo dejar de sentir cierta pena por el nuevo paso que ha dado ‘Desafío extremo’ en el camino hacia el reality puro y duro porque el programa me gustaba tal y como estaba, pero por otro lado entiendo que los caminos de los patrocinadores son inescrutables y que esta nueva propuesta está más en la onda de Cuatro. Al fin y al cabo puede que sirva para mejorar unos datos de audiencia que no han terminado de despegar.
Emulando a los personajes de un videojuego Calleja recorrerá escenarios naturales acompañado de ocho aventureros que lucharán por seis plazas y que han sido elegidos en un casting al que se han presentado dieciocho mil aspirantes. Prometen pruebas de esfuerzo y desafíos para una elección que culminará con una serie de reportajes en los que los montañeros contarán sus experiencias, sus miedos, y en los que el propio Calleja narrará estas aventuras que, por primera vez, tendrá que hacer acompañado.
Evidentemente, el giro es justo el que necesitaba el programa para adaptarse a la parrilla de Cuatro y sumarse a ‘Pekín Express’, ‘Perdidos en la tribu’ o ‘El último superviviente’, programas en los que las luchas personales marcan el ritmo, pero se corre el riego de que ‘Desafío extremo’ termine supeditándose definitivamente al formato y perdiendo lo que le hacía diferente, ese equilibrio difícil de mantener entre el documental y el show y que para mí era una de sus principales virtudes.
Queda esperar a ver qué hacen pero me puede la prudencia porque cuando en ‘Desafío extremo’ han intentado hacer algo distinto los resultados no me han terminado de satisfacer. No termino de imaginarme a Jesús Calleja como jefe de una expedición de este tipo, evaluando candidatos y ayudando a la gente en forma de terapia. Me temo lo peor, aunque para el programa termine siendo beneficioso.
Vía | Tutele
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