El éxito de 'Pobres criaturas' está siendo de lo más peculiar para cualquiera que haya seguido la carrera de Yorgos Lanthimos desde 'Canino', o incluso desde 'Langosta'. Un director griego con mirada muy clínica y hasta cínica, con tendencia a resaltar los comportamientos más extraños de la humanidad o incluso llevarlos a la fantasía, no suele ser material para un éxito de taquilla o para ser multinominado a los Oscars.
Pero su particular odisea sexual, mostrando una escala visual hasta ahora poco vista en él, está funcionando en las salas de cine españolas, y tiene una gran aclamación. Es ciertamente un salto que se agradece, ya que el cine actual necesita de más nombres como él y no menos, y culmina un punto de inflexión que podemos decir que dio con 'La favorita'.
Lucha por la atención
El ¿drama? de época que le hizo colaborar por primera vez con Emma Stone, protagonista de su última película y también de futuros proyectos suyos. La actriz da una exhibición, al igual que las increíbles Rachel Weisz y Olivia Colman, esta última ganadora del Oscar en su respectivo año; único premio de 10 nominaciones. Un sensacional dislate que se puede ver en streaming a través de Disney+.
La inestable reina Anne ocupa el trono de Inglaterra a comienzos del siglo XVIII, mientras se produce una costosa y dura guerra con Francia. Su amiga Lady Sarah le descarga de las tareas de gobierno más exigentes mientras se asegura que sus exigencias son satisfechas. Pero la llegada de una ambiciosa sirvienta de raíces aristocráticas, Abigail, trastocará su dinámica para intentar favorecer su ascenso social y político.
Lanthimos no se corta en su sátira venenosa contra estas clases poderosas y adineradas, que retrata con más influencia de Stanley Kubrick que nunca. Su mirada analítica va de la mano de una inmensa fotografía de Robbie Ryan, que entre ojos de pez e iluminación a base de velas evoca el aire pictórico de ‘Barry Lyndon’, pero siendo más divertida y sagaz en su sátira.
'La favorita', la payasada del poder
Su estilo visual consigue ir bien de la mano del afilado guion de Tony McNamara (también guionista de su ‘Pobres criaturas’) y Deborah Davis. Su exploración de las dinámicas de poder, con el papel que juega el sexo entre medias, es inteligente además de hilarante en sus formas absurdas y hasta payasas.
Una buena comunión a la que es fácil llegar a través de unas actrices tan sublimes. El juego entre Stone, Weisz y Colman es fantástico, explotando bastante unos personajes complejos y de bastante dimensión. Es un interesante contraste en muchos aspectos con su posterior película, mostrando a Lathimos como un autor con una visión concreta del mundo pero también una amplia paleta para diseñar historias.
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