Este pasado domingo se estrenó la 29ª temporada de ‘Los Simpson’, una serie que hace ya tanto que dejó atrás sus mejores años que no son pocos los que llegan a decir que ya hay más capítulos malos que buenos sobre la familia amarilla creada por Matt Groening. Yo igual no llegaría a decir tanto como malos, pero sí completamente prescindibles y ocasionalmente horribles, aunque de cuando en cuando aún se hace algún buen episodio.
En esta ocasión se ha apostado por una parodia de la fantasía medieval con ‘Juego de Tronos’, ‘El señor de los anillos’, ‘Las crónicas de Narnia’ y ‘Dragones y mazmorras’ como los principales objetivos de los múltiples guiños que hay en ‘The Serfsons’ y que ayudan a que su visionado resulte más agradable. Y es que la historia en sí misma es una mezcla de tramas insatisfactorias, y es una pena, porque una de ellas realmente sabía a algo diferente en una serie que prácticamente ha tratado todos los temas imaginables.
Sus historias principales daban para más
En el párrafo anterior me refería a la relación de Marge con su madre y a la resistencia de la primera por dejar ir a la segunda. La serie ya abordó la dolorosa -y repentina- pérdida de la madre de Homer y también los efectos provocados por su larga ausencia, pero aquí hay una dinámica diferente que debería haber sido el eje de un capítulo normal en lugar de quedar reducido a mera excusa para poder introducir su particular versión de los caminantes blancos.
Además, a partir de esa trama surge otra que no va más allá de lo meramente accesorio, me refiero a los poderes mágicos de Lisa, que sirve tanto para zanjar la enfermedad de su abuela como acicate de cara a que Homer se rebele contra el sistema feudal. En esto último sí que hay algún detalle simpático -pienso por ejemplo en la decisión de hacer escaleras con sus inesperados aliados-, pero tampoco termina de despegar nunca.
‘The Serfsons’ tiene más aciertos que defectos como parodia
Al final lo que quedan son tres tramas a medio hacer que permiten al episodio jugar con una mitología amplia y dar acomodo a la mayoría de personajes más importantes de la serie. En eso se hace un buen trabajo, pero se pierde en elementos de fondo, descuidando lo que realmente importa. Lo hace además de una forma irregular, aunque así se justo decir que hay más aciertos que fallos.
Al final lo que nos queda es fijarnos en los pequeños o grandes detalles y que nos hagan gracia o no determinados chistescomo ver a Aslan intentando convertir a la gente al cristianismo, el detalle del cuervo de tres, la re-elaboracion del gag de la broma telefónica de Bart a Moe, la conversión de Milhouse en una infinidad de duendes prescindibles o el cameo de George R.R. Martin haciendo una broma a costa de su baja velocidad escribiendo.
No me olvido de otros aspectos como que justo sea la cabeza Flanders una de las que aparece clavada en una estaca acordaos de su nombre de pila…- o la sorpresiva aparición de un hermano de Marge jugando con la idea del incesto para aprovechar la presencia vocal de Nicolaj Coster-Waldau. Queda la duda de si hubiera funcionado centrándose en exclusiva en 'Juego de Tronos', eso sí, ya que haberse centrado más quizá le hubiese hecho perder ciertos gags inspirados pero a cambio seguro que hubiese ayudado a que sus tramas funcionasen mejor.
Al menos es justo reconocer que se logra mantener una tónica estable y que también se oscilan entre bromas más evidentes y otras más sutiles, por lo que todo lo referente a adornar la trama podríamos decir que funciona lo suficiente como para mantenernos entretenidos. Además también una buena atención al detalle en todo lo referente a la ambientación y no se cae nunca en gags especialmente desafortunados -lo del hermano de Marge podría haber salido muy mal pero al final no es para tanto-, algo muy habitual hace unos años en ‘Los Simpson’.
En definitiva, ‘The Serfsons’ está a años luz de los mejores episodios de ‘Los Simpson’, pero cuenta con suficientes virtudes como para que merezca la pena echarle un vistazo con cierta atención en lugar de ignorarlo o tenerlo de fondo mientras estamos comiendo. Le fallan las tramas principales por diversos motivos, pero en todo lo que le rodea hay suficientes detalles estimulantes o divertidos que merecen la pena.
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