'Chucky' regresa más salvaje y divertida que nunca. La temporada 3 de la serie del muñeco diabólico desparrama litros de sangre en la Casa Blanca

'Chucky' regresa más salvaje y divertida que nunca. La temporada 3 de la serie del muñeco diabólico desparrama litros de sangre en la Casa Blanca

La inagotable franquicia de Don Mancini llega al canal SyFy tan fresca como siempre y más gore que nunca

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Chuckyseason3

Acaba de llegar a SyFy la tercera temporada de ‘Chucky’, que continúa el legado de la franquicia ‘Muñeco Diabólico’, el clásico del cine de terror en el que el espíritu del asesino en serie Charles Lee Ray poseía un títere de marca “Good Guy” a través de un ritual de transferencia de alma. Han pasado 35 años, pero seguimos al mismo juguete homicida y pese a lo que puede parecer, no solo no muestra signos de desaceleración sino que está más en forma que nunca.

En una época en la que tenemos secuelas legado como ‘El exorcista: Creyente’, que se quieren perfilar como secuelas verdaderas, ignorando todas las anteriores, esta temporada 3 sigue una historia en marcha desde 1988, manteniendo la misma continuidad desde esa primera aparición de una manera de la que pocas franquicias pueden presumir. Pero lo más sorprendente es que siempre ha sido la misma persona, Don Mancini, el que ha estado guiando la saga desde el principio, desde la concepción del concepto y el guion original de la primera aparición de Chucky.

Mancini está presente en el guion de cada una de las películas de la serie (y ha dirigido varias entregas), su única ausencia fue en el divertido remake de hace unos años, pero ha conseguido demostrar como showrunner que su creación todavía tenía mucho que ofrecer bajo su tutela, incluso en un formato de televisión. Ahora la temporada 3 se emitirá en dos mitades de cuatro episodios debido a la huelga SAG-AFTRA aún en curso, con lo que la segunda mitad todavía no se ha podido terminar de rodar. Mientras tanto, podemos reencontrarnos con nuestro protagonista, esta vez desparramando sangre por la Casa Blanca.

Ahora, nuestro simpático plástico poseído se hace pasar por "Joseph", un muñeco Good Guy que pertenece a Henry Collins (Callum Vinson), el pequeño hijo del Presidente de los Estados Unidos James Collins (Devon Sawa). Mancini llevó la serie a este escenario inesperado porque estuvo trabajando en un piloto para una historia embrujada en la Casa Blanca que no acababa de arrancar, por lo que es de esperar que el ángulo sobrenatural de la icónica construcción aparezca más adelante, quizá conectando con las conexiones vudú de Chucky.

Tan fresca como el primer capítulo

Mancini vuelve a usar la puerta giratoria de Devon Sawa interpretando a diferentes personajes, pero además hay más gente que regresa de temporadas anteriores en nuevos roles. Este gesto es una forma de consolidar cómo la serie siempre encuentra alguna forma radical de reinventar cada temporada, tras pasar por la familia suburbana, el internado católico y ahora el despacho oval. Pero más allá de buscar nuevas ideas, de conseguir adaptar la mitología del muñeco a estas, lo sorprendente es cómo mantiene la calidad una vez más.

Lo que hace diferente a esta serie sigue presente, desde el texto lleno de gags incisivos de Zigler y Mancini a una trama que evita dar vueltas y aprovecha cada minuto del episodio. El ingenio sigue ahí, tras la locura de la anterior entrega, consigue que su nuevo argumento sea más delirante, con Chucky infiltrándose en la familia del POTUS, retorciendo el absurdo hasta el surrealismo, pasando de la comedia negra al espíritu de dibujo animado, enfrentando al muñeco a un enemigo inesperado: la vejez prematura.

Potus

La razón por la que el muñeco está en la Casa Blanca no puede ser más demencial: debido al exorcismo de la temporada 2, Chucky ha sido infectado con “catolicismo” y, como resultado, Damballa lo ha abandonado, por lo que está envejeciendo y debe completar un nuevo rito. La serie presenta esas ideas, las da por válidas y sigue para adelante, sin cuestionarse la dificultad de realizarlas y dejando esos dejes subversivos —el Presidente fumando porros— contra las instituciones con las que Mancini inyecta de espíritu agitador la figura de su creación de plástico.

Gore salvaje ejecutado a la vieja escuela

Regresan también los personajes interpretados por Zackary Arthur, Björgvin Arnarson y Alyvia Alyn Lind. Un trío que ha crecido sustancialmente desde la primera temporada, pero con su misma esencia, son fáciles de cogerles cariño y siguen manteniendo el espíritu de serie teen. Además, ya damos por hecho todo el subtexto LGTBI y se ha normalizado completamente, los problemas de la pareja y su amiga son más encontrar y buscar a su archienemigo y lograr darle caza, aunque prácticamente sigamos más al villano al que tanto se disfruta ver en acción.

Pero lo que llama la atención de esta temporada es lo salvaje que puede llegar a ser, no por que las anteriores no fueran una matanza sin límites, pero aquí parece que se aumenta el número de muertes y convirtiéndolas en gags gore de una artesanía truculenta escandalosa, sin cgi, explosiva y empapada de litros de sangre. Ojo con cierta decapitación o el gag del paraguas con Kenan Thompson. Ningún slasher de este año alcanza este nivel.

Chucky Season 3 Part 2

La temporada 3 de ‘Chucky’ comienza a por todas. Don Mancini siempre se las arregla para retorcer las aventuras del muñeco diabólico y consigue que sigan tan frescas, mordaces y divertidas como siempre, con un valor de producción que consigue sobreponerse a los estigmas de otras creaciones para SyFy, en especial una fotografía rica en sombras que mantiene la esencia terrorífica de la saga, aunque a estas alturas sea un artefacto para infiltrar el descaro por el descaro en un canal por cable de Norteamérica.

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