El éxito de 'Los Bridgerton' en Netflix permitió que este mismo año pudiéramos ver un spin-off de 'La reina Carlota'. El personaje está inspirado en la figura real de Carlota de Mecklenburg-Strelitz, reina de Gran Bretaña e Irlanda.
La verdadera Carlota
El personaje de Carlota (interpretado por Golda Rosheuvel en su versión adulta y por India Amarteifio en su versión joven), que ni siquiera estaba originalmente en las novelas de Julia Quinn, cuenta con un pasado más allá de la exitosa serie de Shonda Rhimes.
Sofía Carlota de Mecklemburgo-Strelitz fue una duquesa nacida en 1744, en Mirow (Alemania). Se dice que tenía ascendencia africana y esa teoría fue la que empujó a los guionistas de la serie a reimaginar qué hubiera significado para la sociedad que una reina mestiza llegara a ostentar dicha posición.
Se casó a los 17 años con el rey Jorge III de Gran Bretaña, con el que llegó a tener 15 hijos. Dos de ellos (Jorge IV y Guillermo IV) ejercieron como reyes y fue abuela de la reina Victoria del Reino Unido, por lo que toda la familia real inglesa posterior es descendiente suya.
Su matrimonio duró 57 años, hasta que las enfermedades físicas y mentales incapacitaron a su marido para gobernar. A partir de entones, su hijo ejerció como regente y ella continuó manteniendo una posición de influencia en la toma de decisiones, en especial como anfitriona en eventos relevantes.
Carlota era una apasionada de las artes y actuó como mecenas de artistas como Bach. Se interesó por la botánica y se implicó mucho en los jardines de Kew. De hecho, la planta conocida como ave del paraíso recibió su nombre científico (Strelitzia reginae) en honor a ella. También fue quien introdujo el árbol de Navidad en el Reino Unido.
Además de fundar orfanatos y ser patrona de un hospital para mujeres embarazadas, Carlota dio especial importancia a que sus hijas recibieran una buena educación. Sin olvidar que fue amiga íntima de María Antonieta: intercambiaron correspondencia durante años, incluso Carlota le preparó unos apartamentos para escapar de la Revolución francesa, pero al final su destino fue inevitable.
Carlota murió en 1818 en el palacio de Kew a los 74 años. Fueron diversos los lugares que recibieron su nombre como homenaje a la reina: el Archipiélago de la Reina Carlota (Haida Gwaii, en la Columbia Británica), Charlottetown (Canadá), el Estrecho de la Reina Carlota (al noreste de Vancouver)... entre otros.
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