Con el estreno hoy de 'La sustancia' en España muchos descubrirán en sus carnes cómo se posicionan, si en el equipo de los que la odian o la aman. La película también es la razón principal para entender unas declaraciones recientes de Margaret Qualley: "Ha sido un año duro para la familia". La película de Coralie Fargeat es firme candidato al body horror más desagradable del año y un visionado poco favorecedor para los fans de la actriz.
No lo decía solo por 'La sustancia', este año también se ha estrenado 'Kinds of Kindness', otra de las películas más extrañas, oscuras e incómodas de la temporada e igualmente poco apta para su familia al contener quizás la escena más subida de tono de toda su carrera.
No es que los años anteriores hayan sido muy normales que digamos. En 2023 Qualley apareció junto a Emma Stone en 'Pobres Criaturas' como otro de los extraños monstruos de frankenstein creados por el Doctor Baxter, y el año anterior hizo de dominatrix en la íntima y pequeñísima en escala 'El templo'.
En estos años la actriz ha picado incluso la curiosidad de Hideo Kojima, el prestigioso director de videojuegos y conocido cazafamosos que quiso contar con ella para aparecer en la también extrañísima (y plagada de estrellas) saga de videojuegos 'Death Stranding', apareciendo en el videojuego original junto con actores como Norman Reedus, Léa Seydoux o Mads Mikkelsen.
Qualley nació con ventaja, eso sí. Nacida en Kalispell, Montana, hija de la actriz Andie MacDowell y el modelo Paul Qualley, la actriz ya tenía una red de contactos desde su infancia y como muchos niños actores, comenzó su carrera modelando antes de pasar a la pantalla.
Uno de sus primeros papeles icónicos, de hecho, no es ni siquiera ficción. El anuncio de Kenzo World, un hipnótico spot musical de fragancia de esos que pasan a la historia (y dirigido por Spike Jonze, nada menos), ayudó a poner a la actriz en el radar como un talento con perfil enigmático, ayudada por una coreografía y cinematografía espectaculares que hizo que muchos no pudieran dejar de verlo en bucle cuando salió en 2016.
No todo han sido esperimentos estrafalarios. Su debut cinematográfico fue en 'Palo Alto' en 2013, un drama de instituto en el que interpretaba a Raquel, un rol secundario que no hacía demasiado por destacar sus habilidades. Tras ello llegaría 'Dos buenos tipos', donde interpretaría a una damisela en apuros con un pequeño girito, al ser una joven rebelde y en muchos sentidos misteriosa.
De hecho uno de los papeles que la descubrió al mundo es relativamente "normal". En la extraordinaria 'The Leftovers' interpretaría a Jill, la hija muy perdida de los Garvey, una familia desestructurada en la que ella servía como un importante compás moral y emocional.
Tras 'The Leftovers' llegó el valle en su carrera interpretativa, en la que trabajó en un puñado de proyectos de poco impacto como 'Hijo nativo' o el biopic 'Fosse/Verdon'. Esta etapa fue intercedida, eso sí, por nada menos que Quentin Tarantino. Incluso un rol bastante menor como el de Pussycat en 'Érase una vez en Hollywood' permitió volver a ponerla en el radar para los que se habían olvidado de ella.
Años más tarde la situación ha cambiado, y la actriz ha trabajado ya con un puñado de los directores más interesantes del momento, así como con cineastas establecidos ¿Qué le depara el futuro? ¿Más locura, o más sosiego? Parece que su etapa autoral continuará algo más de tiempo. La actriz tiene ya enfiladas 'Honey Don't', donde repetirá con Ethan Coen en otra comedia criminal, y 'Huntington', el segundo thriller de John Patton Ford tras 'Emily la estafadora', ambas aun sin fecha prevista.
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