Es difícil mantener el mismo nivel de popularidad durante toda tu carrera, pero aún es más dificíl seguir al pie del cañón mientras lidias con una enfermedad crónica. ¿Qué fue de Selma Blair?
El proyecto de Blair
Selma Blair nació en 1972, en Southfield (Michigan, EE.UU.). Se convirtió al judaísmo cuando era pequeña (su nombre judío es Bat-Sheva), época en la que comenzó a interesarse por la actuación e incluso hizo varias representaciones teatrales. A los 22 años se graduó en fotografía, psicología e inglés y comenzó a hacer audiciones.
Su primer papel le llegó un año después, en un episodio de la serie 'The adventures of Pete & Pete' y estuvo haciendo pequeños roles en cine y TV durante el primer tramo de su carrera a mediados de los noventa. Audicionó para ser la protagonista de 'Buffy, Cazavampiros' pero al final se lo dieron a Sarah Michelle Gellar.
Casualmente, coincidiría con esa misma actriz (y le daría un memorable beso) en la película que le dio un empujoncito más hacia Hollywood: 'Crueles intenciones', aquella adaptación libre de 'Las amistades peligrosas' que terminaría siendo un título de culto, protagonizada por la propia Gellar, Ryan Phillipe y Reese Witherspoon.
Su popularidad aumentó y también la magnitud de los proyectos que comenzó a recibir: la comedia romántica 'Esta chica me pone' (junto a Julia Stiles y Freddie Prinze Jr), 'Una rubia muy legal' (donde repitió con Witherspoon), la serie 'Zoe, Duncan, Jack y Jane' o la descacharrante 'La cosa más dulce' con Cameron Diaz.
La década entre 1999 y 2009 fue su periodo estrella, en la que además trabajó con directores como John Waters en 'Los sexoadictos', o Guillermo del Toro en 'Hellboy' y 'Hellboy: el ejército dorado'. Interpretó a Liz Sherman en las adaptaciones de los cómics de Mike Mignola, tanto en aquellas dos como poniendo su voz en dos películas animadas directas a la TV y en el videojuego 'Hellboy: The science of evil'.
La siguiente década comenzó el declive ya que, como suele pasar en Hollywood cuando las mujeres superan los 40, no le ofrecieron el mismo tipo de papeles. Lo más destacable en su filmografía fue su papel recurrente en 'Terapia con Charlie', la serie de Charlie Sheen, su intervención como Kris Jenner en 'American Crime Story: El caso Lewinsky' y coprotagonizando junto a Nicolas Cage la comedia negra 'Mamá y papá'.
No obstante, en ese tiempo descubrió algo mucho más importante que cualquier película. Tal y como explicó en su autobiografía 'Bebé malo', fue diagnosticada de esclerosis múltiple en 2018. Para ella fue una auténtica liberación averiguar por fin qué le sucedía, aunque el diagnóstico llegara muy tarde.
La actriz recuerda que sus problemas con el alcohol comenzaron desde niña, precisamente por sufrir síntomas que no comprendía, como despertarse en mitad de la noche riendo repentinamente o perder el uso del ojo derecho y de la pierna izquierda.
Durante mucho tiempo, creyó ser una persona "enormemente emocional" y sufrió muchas dolencias, como vómitos y erupciones cutáneas, que le dieron problemas también durante los rodajes. Ponerle nombre a lo que le sucedía le sirvió para saber cómo proceder y le convirtió en una de las caras más visibles de la enfermedad, apoyando a otras compañeras en su misma situación como Christina Applegate.
Pese a todo y con más calma, Blair ha seguido actuando hasta 2021: en el documental 'Introducing, Selma Blair' (sobre la esclerosis múltiple), en un par de episodios de la serie de 'Heathers: Escuela de jóvenes asesinos' y en las dos primeras entregas de 'After', antes de salir espantada de la saga (como ha sucedido con muchos actores de esas películas) y ser sustituida por Mira Sorvino en la tercera y la cuarta.
Blair, que no tiene ningún problema en hablar abiertamente de su enfermedad y en hacer apariciones públicas con su inseparable bastón, tal vez no logró recuperar la fama que tuvo en su momento como actriz, pero sí dejó una huella imborrable en Hollywood con su lucha.
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