Incluso aunque haya tenido menos éxito dentro de los premios de industria de lo esperado, Andrew Haigh ha recibido una ola de aclamación por ‘Desconocidos’ que hacía tiempo que no recibía. Su reflexivo e íntimo drama existencial y romántico ha estimulado el cerebro y la emoción de muchos críticos y espectadores, casi a la altura de hace una década cuando se volvió una revelación del cine británico.
Siendo justos, entre joyas como ‘Weekend’ y su última notable obra ha habido un cúmulo de obras de lo más destacables y que no se han regido por un mismo patrón. El exquisito drama rural ‘Lean on Pete’ o la escalofriante miniserie ‘La sangre helada’ mostraron versatilidad para un autor que también podía hacer dramas románticos poco habituales y remarcables, como ‘45 años’.
Removiendo entrañas
Protagonizada por Charlotte Rampling, que recibió numerosos premios y menciones por su trabajo como una nominación al Premio Oscar, y acompañada por el también notable Tom Courtenay, la película es una exquisita exploración de las relaciones en la vejez, mostrando el paso del tiempo con tanta meticulosidad como ‘Desconocidos’. La cinta de Haigh se puede ver gratis en streaming a través de PlutoTV, pero también en Filmin y en Movistar+.
Ambos actores dan vida a un matrimonio que ha logrado mantener una longevidad cada vez más rara. Están a una semana de celebrar su 45 aniversario, que van a festejar con un gran evento donde se reunirá su familia. Pero antes de que se produzca esta efeméride, el marido recibe una carta donde se le comunica que su primer amor ha sido encontrado años después congelado en los Alpes. La noticia trastocará su mundo.
Si ‘Weekend’ era capaz destacar por contener en un pequeño periodo de tiempo un montón de proyecciones e inquietudes sobre el futuro de una relación, en ‘45 años’ vemos como Haigh intenta un movimiento diferente. En pocos días concentra lo que han sido años de relación, confianza y respeto mutuos, y cómo eso se puede resquebrajar.
‘45 años’: melodrama con aristas
Haigh es capaz aquí de explorar las distancias y las incomunicaciones en una relación tan prolongada, metiendo un clásico melodrama romántico a través de una licuadora de la que salen increíbles cantidades de matices, grises y perspectivas poco contempladas. Es un sosegado y maduro trabajo con cierto aire trágico, pero no cae en el estoicismo de un Terence Davies.
Mantener esas tensiones siempre en un plano subyacente, nunca realizando explosiones facilonas que impacten de manera obvia al espectador y exploten el drama de sus protagonistas, es lo que hace de Haigh uno de los grandes del cine británico de la última década. Uno con el que cada nueva obra va adquiriendo condición de acontecimiento para los aficionados al cine de autor.
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