Hay muchas películas de la primera década de los 2000 que ya pueden presumir de ser clásicos modernos del cine. Es el caso de 'El diablo viste de Prada', una de las dramedias más icónicas de su época y que solo podréis ver en Netflix hasta el día 6 de agosto.
La fama tenía un precio
Andy Sachs es una periodista que decide probar suerte tirando currículum en Runway, la prestigiosa revista de moda, sin ser ella nada de eso. Sorprendentemente, la aceptan en el puesto pero también comienza su calvario como asistente de Miranda Priestly, su exigente jefa.
'El diablo viste de Prada' ('The devil wears Prada', 2006) es una película dirigida por David Frankel ('Belleza oculta') y guionizada por Aline Brosh McKenna ('Crazy Ex-Girlfriend'). Adapta el libro original de Lauren Weisberger, que llegó a tener una segunda e incluso una tercera parte.
La cinta arrasó en taquilla (recaudó más de 326 millones de dólares, partiendo de un presupuesto de 35 millones), por lo que no es de extrañar que Hollywood haya terminado poniendo los ojos de nuevo en ella, con el reciente anuncio por parte de su guionista de querer continuar la historia con una secuela tardía.
Obviamente, una de las cosas más destacables de la película es su reparto, con unas estupendas Anne Hathaway y Meryl Streep (no en vano, fue nominada a un Óscar por interpretar a Miranda Priestly) y lanzó la carrera de una Emily Blunt que comenzaba a despuntar. Pero sería injusto reducir todo su valor a sus actrices.
Empezando porque funciona a las mil maravillas como fábula sobre el precio del éxito, sobre lo fácil que es acabar perdiendo tus principios para conseguir rascar un poco más de privilegio en la pirámide de poder. Y a su vez es interesante como radiografía del desequilibrio entre la visión que se tenía (y se sigue teniendo) de lo que se les exige a las mujeres que buscan el éxito profesional, frente a su contrapartida masculina.
Ante todo, 'El diablo viste de Prada' es una dramedia tremendamente entretenida, con un guion que funciona como un reloj y unas actrices principales en estado de gracia. Tanto si es para disfrutar por enésima vez de ella como si aún no habéis tenido ocasión de darle una oportunidad, podéis hacerlo antes de que desaparezca de Netflix.
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